En el reciente paro de transportistas, la creatividad de un marchante portaba un cartel que decía: “Si no luchamos juntos, nos MATARÁN por separado”. Texto claro y fuerte.
Pablo Secada contaba por su parte: “Estoy en un mercado. Un buen grupo de comerciantes se plegó al paro ayer. Ocurrió lo mismo en otros mercados”. Dijo también: “Esto marca un antes y un después, en mi opinión. Si hubiera liderazgo político, esto sería imparable”.
Lamentablemente, la posibilidad de construir un frente o coalición democrática marcha lento y necesita acelerar el paso, pues el espíritu dictatorial de congresistas ciegos va por más. Van por la captura del Jurado Nacional de Elecciones. Con la captura del Jurado, ellos creen que cerraron el círculo.
Alentarán su propia oposición, levantarán a algún extremista despistado para aparecer como los salvadores del orden. El truco es viejo: inventar un rival que se acomode al objetivo del control.
Controlado el Jurado, desaparecerán a cualquier opositor serio y democrático, sea de derecha, centro o izquierda; pretextos para eliminarlos de la contienda les sobrarán o serán inventados.
Ciegos y sordos no entienden que su ambición mecánica solo moverá todos los resortes de una explosión social.
Necesitamos un frente, una coalición que promueva una democracia que estimule la modernización económica del Perú y que la modernización económica aliente la cultura de la democracia. En otras palabras, necesitamos que la política aguijonee a la economía y que la economía no sea el límite de hierro de la democracia. La captura chantajista de los espacios de poder solo abrirá las puertas de la inestabilidad permanente.
Pérez de Cuéllar, tuvo razón al sostener que la elección solo es el primer acto del ejercicio democrático de gobernar, que importan más las formas, las maneras, la puesta en práctica de una cultura democrática. “Tan o más importante que las reglas de juego es el modo de jugar”.