Un mejor sitio para el canciller, por Mirko Lauer
"¿Qué está pasando? La impresión no es tanto que González-Olaechea ignore el papel y los métodos de las relaciones internacionales, sino que la cúpula del Gobierno peruano no quiere un canciller prominente".

El canciller Javier González-Olaechea tiene problemas de ubicación en el Gobierno. La reciente reunión de ministros para acuerdos sobre crimen transnacional no se hizo en Torre Tagle, como le hubiera gustado, sino en la sede de la CAN misma. Esto era previsible, pues la diplomacia no es la mejor aproximación a la delincuencia.
De otra parte, la aproximación de González-Olaechea a la fuga de Vladimir Cerrón evidencia un uso tosco del instrumento diplomático. Recoger al paso la versión de un medio sobre posible ayuda de agentes cubanos a Cerrón complica las cosas del Gobierno. Pues ya no sería solo el político prófugo el que se burla del Gobierno, sino también un país con el que el Perú mantiene relaciones diplomáticas.
Además, en el asunto del reciente traslado de tropas peruanas a la frontera y del supuesto contrabando de pertrechos militares peruanos a Ecuador, la Cancillería ha sido pasada por alto. Con lo cual se perdió una buena oportunidad de ratificar una buena relación con un país vecino en serios problemas.
PUEDES VER: Fiscalía de Chile accede ampliar extradición de Alberto Fujimori por venta de armas a las FARC

¿Qué está pasando? La impresión no es tanto que González-Olaechea ignore el papel y los métodos de las relaciones internacionales, sino que la cúpula del Gobierno peruano no quiere un canciller prominente. Nada que eche sombra a un primer ministro celoso de su preeminencia, y que se cruce en las relaciones de Palacio con militares y policías.
Luego González-Olaechea también tiene algunos problemas en el Congreso, donde toda bancada prefiere un ministro propio. Perú Libre lo detesta por su posición de derecha, y muchos partidos tienen uno o más candidatos a reemplazarlo. El canciller está descolocado en el Ejecutivo, pero a la vez sólido en el cargo, hasta noviembre.
Parte del problema del canciller es que si bien hay un buen horizonte de oportunidades diplomáticas, también hay un Ejecutivo sumamente necesitado de la publicidad y el prestigio que tales oportunidades suelen dar. No lo imaginamos encabezando las cosas en los 200 años de la batalla de Ayacucho, donde la cola va a ser larga.
PUEDES VER: Caso Petroperú: Poder Judicial levanta el secreto bancario a Hugo Chávez y Samir Abudayeh

Pero quizás nos excedemos un poco. En este Gobierno el bajo perfil puede llevar mucho más lejos que los reflectores de la política. Aunque lo de González-Olaechea no parece timidez, sino respuesta a un Ejecutivo que le está mezquinando espacio.






