Pese a su inconveniencia para el país, los entusiastas inagotables de la asamblea constituyente (AC) insisten en meterla cada vez que pueden, como hoy con la reforma del retorno de la bicameralidad y la restitución de la reelección inmediata de congresistas.
Al tercer intento, 93 parlamentarios la aprobaron. Hubiera sido mejor que viniera con las PASO reforzadas, pero, en el contexto actual, es lo que hay.
Hay quienes piensan distinto con motivos razonables, pero esta columna cree que la bicameralidad ofrece la opción de un proceso legislativo mejor pensado y un menor riesgo de sorpresa; y que la reelección aporta experiencia y el derecho del elector a decidir.
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Por eso, espera que en la siguiente legislatura se ratifique la votación. Pero hay quienes plantean que, como la eliminación de la reelección se aprobó en referéndum, su restitución debe seguir el mismo camino. Sin embargo, ambos mecanismos están previstos en la constitución, por lo que son legítimos.
En ese referéndum el presidente Martín Vizcarra metió la eliminación de la reelección para ganar popularidad aprovechando el desprestigio de un congreso que, desde hace tiempo, está lleno de mediocres y corruptos.
Quienes proponen el referéndum para restituir la reelección parlamentaria saben que así no va a pasar, pero la verdadera motivación es relanzar el mecanismo para incorporar más preguntas en la consulta popular, especialmente la convocatoria a una AC.
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De paso, se suele ensalzar mucho al referéndum como instrumento democrático, olvidando que es la herramienta preferida de las dictaduras.
Meter la AC por el atajo es lo que en verdad pretenden los que quieren llevar a referéndum la bicameralidad y la reelección parlamentaria, especialmente por su obsesión ideologizada de cambiar el capítulo económico.
Ignoran el proceso chileno que, en pocas semanas, volverá a fracasar quedándose donde empezaron: con la misma constitución, pero US$60 mil millones más pobres que se fueron por el riesgo y que no volverán. Y obvian que la AC era lo que querían imponer el golpista en cárcel Pedro Castillo y su banda, así como Vladimir Cerrón, aún no en prisión por estar prófugo tras su nueva condena por ratero.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.