El embarazo infantil es tortura
Hacen falta cultura de prevención y acción punitiva con mayor liderazgo de la autoridad.

Es un momento particularmente difícil para las niñas y adolescentes que por razones variadas resultan embarazadas a temprana edad. Los entornos familiares tóxicos, los peligros que acechan a las menores y una sociedad que no es capaz de generar un contexto de seguridad alrededor de ellas han provocado este incremento de casos que se ventilan en el espacio público cada vez con mayor frecuencia.
Embarazos infantiles que son resultado generalmente de violaciones producidas en el espacio familiar reclaman el accionar de una autoridad pública que parece no estar capacitada para enfrentar la responsabilidad. El caso se conoce y se discute sin que la autoridad de Salud y la autoridad de la Mujer, tan venidas a menos, tengan un protocolo unificado y una respuesta singular del Estado, que reduzca la presión sobre la víctima y su familia.
Las expresiones del MIMP no pueden ir por la sanción o la persecución del autor de la violación. Ese no es su rol, ni nadie espera que aporte a la captura o a la ubicación del responsable. Eso que se lo dejen a la Policía o al Ministerio del Interior. El Ministerio de la Mujer debe velar porque la menor afectada no sea revictimizada, en primer lugar; luego debe garantizar un entorno seguro para que la menor, libre de todo tipo de presiones, reciba la atención terapéutica sobre la base de un protocolo unificado y bien definido, con Salud y todos los sectores involucrados, bajo la conducción del MIMP.
¿Por qué se está aceptando esta suerte de espectacularización del caso médico, con idas y vueltas, discusiones e intervenciones de gente que opina a favor y en contra? ¿Por qué se está procediendo a la revictimización de la niña sin que se respeten sus derechos básicos? Este circo mediático que se está permitiendo no es el adecuado para un ejercicio libre de derechos fundamentales.
Hay una tarea que corresponde a la autoridad y también a la sociedad, y se trata de una combinación entre educación y acción punitiva para responder a las amenazas que se ciernen sobre las menores que viven en riesgo constante contra su vida y su salud. Hacen falta prevención y protección, y esa es una tarea conjunta que no se resuelve con declaraciones tímidas y de nulo liderazgo. El embarazo infantil es tortura.







