Justificar el brutal y condenable ataque terrorista a Israel, con miles de muertos que crecerán por la continuación de atentados de Hamás, y la respuesta militar que corresponde para acabar con esta organización, implicaría hacer de la muerte una celebración.
Que es lo que ha hecho Hamás con su atentado salvaje contra civiles que incluyó a niños, mujeres y ancianos, lo cual fue festejado de manera macabra por sus militantes, incluyendo la toma de rehenes que siguen cautivos.
Se trata de un atentado que, además de las terribles muertes ya ocurridas y que seguirán produciéndose, puede tener consecuencias de enorme riesgo en múltiples frentes en todo el mundo, el cual es cada vez más complejo y peligroso por el apetito invasor de la Rusia de Putin, la voracidad inocultable de China por Taiwán, el nacionalismo creciente de la India, el financiamiento desde una parte del mundo —como Irán o Qatar— a grupos terroristas como Hamás, la internacionalización del crimen organizado, y la instalación de gobiernos extremistas de izquierdas o derechas (como del de Netanyahu en Israel y muchos sitios).
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El desafío internacional es evitar que la violencia llegue a Cisjordania o Líbano, para lo cual será muy importante la colaboración que deben prestar Estados Unidos y la Unión Europa —que ya han condenado sin ambigüedad el atentado de Hamás— así como los estados árabes que están en el vecindario y la Autoridad Palestina.
El atentado criminal y cobarde de Hamás será imposible de olvidar y significará un retroceso enorme en la ruta de la construcción de un escenario de paz al que, sin embargo, nunca se debe renunciar, aunque ahora eso se vea lejano, lo cual debiera llevar a pensar en la necesidad de crear nuevos escenarios sustentados en enfoques distintos para solucionar la cuestión palestina.
Porque lo que no se debe olvidar en medio de todas las muertes de israelíes y palestinos en estos días es que las vidas de las personas, quien quiera que sea, valen mucho y que, por más odio que exista hoy en medio de tanta muerte, el único camino que puede hacer viable el mundo es la construcción de la paz a partir del diálogo para el entendimiento y acuerdo entre personas que piensan diferente.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.