Hizo bien la presidenta Dina Boluarte al anunciar en fiestas patrias el objetivo de su gobierno de promover el diálogo sobre la agenda social y las reformas políticas pendientes en el país, al igual que su secretario técnico Max Hernández en recoger el guante y convocar a una sesión para fin de mes, en Arequipa, pero, por ahora, no debe esperarse que se logren acuerdos, pues, en las actuales circunstancias de un país tan polarizado y enfrentado, lo mejor que se podría conseguir es que empiecen los diálogos.
Hernández hace notar que, pese a haber una esperanza fuerte de diálogo, esta se encuentra bloqueada por la fragmentación, la polarización y la desconfianza por la erosión que esta ha tenido por la radicalización profunda de los puntos de vista que llevan a una repulsa mutua que los hace verse como enemigos y adversarios.
Él mismo fue víctima de ese problema, cuando el picapleitos que fungía de premier de Pedro Castillo, Aníbal Torres, se refirió a él como “el señor Fernández”, en un afán por ningunearlo.
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Cosas de la vida, Hernández hoy tiene el desafío de reconstruir puentes entre los protagonistas de la política, y el ‘señor Te Corres’ enfrenta la posibilidad de ir a la cárcel, a donde debería ir, por aprendiz de golpista con la marioneta que tenía de presidente.
No es un reto sencillo pues, como precisa Hernández apelando a su habilidad psicoanalítica, lo que se ha perdido en el Perú es “el sistema de afectos, de vínculos simbólicos, los mitos que permitían esa argamasa que permitían sentirnos peruanos, a despecho de las —lamentables— diferencias de clase o desprecios étnicos o resentimientos”, en el marco de “una pluralidad que debería ser aceptada pero que, por el momento, es cuestionada”.
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Cómo poner al menos a dialogar a quienes solo quieren durar en el gobierno, con quienes ni aceptan sentarse con este, constituye el desafío central, complejo pero indispensable, que Max Hernández y los convocados a la nueva sesión del AN deben intentar, en medio de arrogancias, majaderías y prepotencias de todos lados que con frecuencia se exhiben para la tribuna, aceptando que, por ahora, antes que acuerdos se necesitan diálogos para la despolarización del país.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.