Ahora, la Mesa, por Raúl Tola

“¿Qué tienen en común Fuerza Popular y Perú Libre? Según sus voceros, un odio cerval contra ese engendro multiforme, omnipresente y sulfuroso que son los caviares”.

Waldemar Cerrón “es una persona de consenso”. Waldemar Cerrón “intenta defender los fueros del Congreso”.  “Respeto mucho a Waldemar Cerrón”.

Uno pensaría que estos piropos provendrían de algún apasionado cerronista o militante de Perú Libre que, a pesar de los destrozos del gobierno de Pedro Castillo —con su corrupción galopante, su incompetencia estructural y su final en un golpe de Estado fallido—, mantiene la fidelidad y el agradecimiento. En cambio, salieron de boca de Lady Camones (APP), Alejandro Cavero (Avanza País) y Hernando Guerra García (Fuerza Popular).

Resulta fascinante seguir el proceso que viene logrando que estos enemigos irreconciliables, que durante la campaña se insultaban y vaticinaban un apocalipsis si el otro ganaba, ahora se seduzcan, abracen, mimen y estén a punto firmar una alianza que los llevaría a controlar la Mesa Directiva del Congreso. Estamos hablando de dos movimientos políticos que, durante la campaña, nos llevaron a tal extremo de polarización (las familias se enemistaron, los amigos se distanciaron, la sociedad peruana se agrietó) que más de un observador estimó que, de seguir por ese camino, una guerra civil dejaría de ser solo una pesadilla para el Perú.

¿Qué tienen en común Fuerza Popular y Perú Libre? Según sus voceros, un odio cerval contra ese engendro multiforme, omnipresente y sulfuroso que son los caviares. La invención de este enemigo multiusos ahora quiere servir para construir, por medio de la retórica, una idea que ingresa de pleno derecho en el territorio del delirio: que, unidos, el fujimorismo y el cerronismo son lo mejor que le puede pasar al Perú.

Solo un fanático o un beneficiario directo compraría semejante afirmación. La verdadera razón de este ayuntamiento no es otra que la consolidación de ese juego de intercambios perversos que viene desarbolando cualquier rastro de nuestra precaria institucionalidad, al mismo tiempo que construye un proyecto abiertamente autoritario, mercantilista y mafioso.

Resulta meridianamente claro que, a pesar de los incendios que se lanzaron durante la segunda vuelta, las coincidencias entre el fujimorismo y el cerronismo son más profundas y esenciales que sus diferencias y matices. Y nunca será ocioso enumerar los efectos de estas semejanzas: desmontar la Sunedu, capturar el Tribunal Constitucional, acabar con la meritocracia en la educación, inocular el Ministerio Público, demoler la ley de colaboración eficaz, acabar con el equilibrio de poderes o nombrar defensor del Pueblo al abogado personal de Vladimir Cerrón.

Para profundizar este proceso y concluir el asalto a la democracia, ahora toca controlar la Mesa Directiva del Parlamento. Lo que se está jugando es tan evidente que no puede ocultarse con argumentos gaseosos, infantiles o abiertamente hipócritas que pretenden alimentarse del cinismo y la amnesia.

Raúl Tola

El diario negro

Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.