El Congreso y el bono impopular

La desaprobación de ese Poder del Estado se mantiene en 90%, mientras que solo recibe el respaldo del 7%.

La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de abril permite conocer cuán quebrada está la relación entre el Congreso y los ciudadanos. El promedio de aprobación se mantiene en el dígito, pero a los congresistas parece no importarles y siguen adoptando acuerdos impopulares como el reciente bono concedido a todos los trabajadores del Parlamento, por S/ 9.900, y que representa un gasto de S/35 millones al erario nacional. Además, hay que recordar que el Ejecutivo ha concedido un crédito suplementario al Legislativo de S/48 millones sin mayor justificación.

El bono al personal del Parlamento parece una forma de acallar las crecientes denuncias de los subalternos por el recorte de sus sueldos para beneficio de los parlamentarios.

Estos continuos escándalos en los que están involucrados los legisladores y el populista reparto de bonos alimentan sin duda el 90% de desaprobación que muestra la encuesta del IEP. Sin embargo, quizá el dato más relevante es que ese promedio es sostenido en los últimos tres meses, mientras que la aprobación se mantiene en menos de un dígito y ahora representa solo el 7% del total de la población.

En agosto del 2021, es decir, en el inicio de una nueva legislatura con sus nuevos integrantes, la aprobación era de 31% con un 61% de desaprobación. La caída de quienes respaldan al Congreso es de 24 puntos si comparamos con los últimos meses, mientras que es aún peor con la desaprobación que ha subido 29 puntos.

Hay regiones donde los índices se desplomaron aún más. En el sur del país, la aprobación es de 4% y la desaprobación de 94%. En el norte, por las lluvias e inundaciones, la desaprobación alcanza el 90% y asciende a 92% en el segmento de población de 40 años a más.

Un dato muy interesante que revela la encuesta del IEP es que es mayor el rechazo al Congreso entre quienes también rechazan al Gobierno de Dina Boluarte. Esta simbiosis no es extraña, porque el Ejecutivo y el Legislativo mantienen una relación no solo fluida sino cómplice, como en el adelanto de elecciones que fue encarpetado convenientemente, la falta de control político que está marcando esta etapa sin interpelaciones y menos censuras y la entrega de fondos adicionales, cuando se mezquina para instituciones públicas que no comulgan con el Congreso, como el JNE, o para los ciudadanos del norte, tan afectados por El Niño Costero.