Por: Augusto Álvarez Rodrich
La situación política actual del país se va estabilizando.
En contra de los pronósticos de una corta vida de la presidencia de Dina Boluarte, la situación política está encajando en una meseta de relativa estabilidad que es precaria, pero que es estabilidad, al fin y al cabo, y que contrasta con el inicio turbulento de su administración hasta febrero pasado.
Las lluvias e inundaciones del norte han arrasado con viviendas e infraestructura, y han erradicado de la agenda las protestas contra el origen de la presidencia de Dina Boluarte.
Al mismo tiempo, sectores vinculados al hoy encarcelado Pedro Castillo están perdiendo espacio ante la aparición de más evidencia de corrupción, llevando a políticos que estuvieron vinculados a su gobierno —Vladimir Cerrón, Guillermo Bermejo, Verónika Mendoza, Aníbal Torres, Betssy Chávez— a un perfil cada vez más bajo.
Pero quizá lo más relevante para la proyección de un espacio de ‘estabilidad’ en el país sea el pacto de sobrevivencia del gobierno con el congreso, que es la única instancia que puede vacar a Boluarte, y que no está, en modo alguno, interesado en ‘bajársela’, lo cual ya se evidenció en votaciones como la de no admisión de su vacancia y en censuras frustradas a ministros.
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Incluso, ante la falta de representación parlamentaria, el gobierno de Boluarte está construyendo relaciones cada vez más sólidas con algunos sectores, destacando la que hoy tiene con APP, cuya bancada parece, en la práctica, la oficialista y que ya señaló con claridad que descarta el adelanto electoral que hasta hace poco promovía.
Asimismo, varios indicadores dan cuenta de que el sector empresarial está teniendo una proyección más optimista, lo que puede ayudar a una recuperación económica más rápida.
La situación no está exenta de amenazas. Para empezar, una aprobación de solo 15% a la presidenta Boluarte y 6% al congreso define un repudio enorme de la población al sistema político.
Sin embargo, la ciudadanía también se muestra agotada por la tempestad política del último trimestre y, en general, del año y medio de la presidencia de Pedro Castillo, un período lleno de altibajos, contradicciones y tensiones.
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No es gran cosa, pero es lo que hay, y algunos parecen sentirse cada vez más cómodos con la situación actual.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.