No hay ninguna duda de que el Perú sufre un racismo inaceptable, pero tampoco debería haber duda de que la peor manera de erradicarlo es mediante el aprovechamiento de quienes lo usan como instrumento de victimización para ocultar sus deficiencias y hasta para encubrir el delito, tal como lo hacen los expresidentes Alejandro Toledo y Pedro Castillo.
La discriminación por razones raciales, o por cualquier otro motivo, constituye un problema fundamental en cualquier sociedad porque, por un lado, perturba gravemente la vida de muchas personas, malogrando su posibilidad de desarrollarse con felicidad.
Por el otro lado, el racismo afecta mucho a un país pues se vuelve un obstáculo enorme para que todos los ciudadanos puedan aportar todas sus capacidades para el desarrollo de la sociedad en su conjunto.
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Pero hay quienes practican la victimización por racismo cuando son personas que tienen o tuvieron poder, es decir, la capacidad de cambiar el curso de los eventos en el país mediante el diseño y la puesta en marcha de políticas públicas para combatir de manera efectiva e inteligente al racismo.
Toledo nunca se cansó de exhibir su choledad ante las críticas cuando era candidato, como presidente, y ahora como prófugo de la justicia. Incluso, en su último recurso para eludir la extradición, le pidió a un grupo de académicos de Stanford y Harvard que lo ayudaran a que el departamento de estado suspenda su retorno al país señalando que actualmente hay una persecución a personas de su mismo origen racial.
Castillo es otro malabarista del racismo, no habiéndose cansado de usarlo como palanca para la confrontación política, pero, principalmente, para justificar las críticas por haber sido un pésimo gobernante, buscando victimizarse hasta en el ámbito internacional para darle munición política a los presidentes Manuel López y Gustavo Petro para que lo defiendan.
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Como Toledo, Castillo usa la choledad para la victimización y excusa por haber sido un presidente inepto, ratero y golpista, y lo peor de todo es que hay sectores de la izquierda política y académica del país que usan el racismo para justificar sus taras, lo que es una de las peores expresiones del racismo.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.