Un charro aputinado
"¿Por qué el amor de Manuel López Obrador, AMLO, por Pedro Castillo? No es por izquierdista, que ninguno de los dos realmente es. Es porque al mirar al maestro golpista el mexicano se ve a sí mismo en el espejo".

¿Por qué el amor de Manuel López Obrador, AMLO, por Pedro Castillo? No es por izquierdista, que ninguno de los dos realmente es. Es porque al mirar al maestro golpista el mexicano se ve a sí mismo en el espejo. Sobre todo, en lo de liquidar la democracia que lo ha elegido presidente, algo que viene intentando por varias vías.
Como la no reelección presidencial es sagrada en México desde su revolución, AMLO está prefiriendo el camino ruso y así saltarse el asunto a la garrocha: asegurar la elección de uno de sus achichincles en el 2024, y seguir gobernando a través de él. Fue lo que hizo Vladimir Putin con su carnal Dmitri Medvedev en el 2008.
Lo que acaba de hacer AMLO es presionar al Congreso para que pueda reducir drásticamente el presupuesto del Instituto Nacional Electoral, INE, la entidad que acabó con 70 años de monopolio del PRI en el sistema mexicano. La oposición huele trampa y ha empezado un ciclo de protesta contra este intento de volver a los viejos, y corruptos, tiempos.
Mientras tanto a Morena, el partido de AMLO, no le va del todo mal en las tempranas encuestas, muestra de que el Ejecutivo suele ser una máquina electoral eficaz.
Financial Times plantea que la Unión Europea y los EE. UU. deben pronunciarse. A la vez hacen notar que Washington ha sido fuerte en la denuncia del autoritarismo en Centroamérica, pero “ha mantenido un extraño silencio sobre lo mismo en su aliado más importante en América Latina”. Lo cual ayuda a AMLO a pasar piola.
Así, mientras ensaya imitaciones de Donald Trump y Jair Bolsonaro, este personaje se dedica a lanzar dardos al Perú y a predicar desinformación sobre el golpe de Castillo. Parte del propósito es que para su plan de durar en el poder putinizándose, tiene que volverse una figura transmexicana. Como dice Fausto Muñoz, un presidente supranacional. Por el camino a AMLO le ha salido un insólito imitador, en la figura de Gustavo Petro, que ya parece mexicano de tanto ataque al Perú. ¿Por qué la Cancillería que ha sido correctamente firme con México hace la vista gorda con Colombia? Nuestro embajador en Bogotá ya debería estar preparando maletas para el retorno permanente a Lima.








