Mujeres fascistas, por Antonio Zapata

“Cuando se observa la política peruana, salta a la vista la presencia de un grupo numeroso de mujeres lideresas de derecha, radicalizadas y vueltas extremistas en estos días”.

En la reflexión sobre las nuevas derechas, un tema reiterado es la semejanza entre el populismo de derecha contemporáneo y el fascismo de los años veinte y treinta. El contexto no es idéntico, pero guarda semejanzas. El capitalismo de los veinte estaba en crisis y tenía al frente el peligro comunista encarnado por la Unión Soviética. Ahora vivimos una crisis de la globalización y el rival de Estados Unidos es China, no casualmente gobernada por un partido comunista desde hace más de setenta años.

Ante el peligro, el sistema reacciona propiciando una formación política autoritaria que busca recuperar el orden e imponer la mano dura. Además, el fascismo disponía de una doctrina racista, excluyente y vertical, pero incluía la promesa de un gran porvenir para sus fieles. Hitler ofrecía el milenio del Reich siempre y cuando el mal fuera exterminado radicalmente.

Ese sueño de grandeza apenas aparece en el populismo de derechas de nuestros días. Otra gran diferencia es la cuestión de la mujer. El fascismo clásico era muy machista. Los líderes cultivaban una masculinidad exacerbada, de tinte ciertamente homosexual, en tanto basada en el culto a la virilidad y la camaradería entre hombres. Pero, en términos políticos, las mujeres fascistas no aparecían en primera fila. No había una Rosa Luxemburgo.

Mientras que los tiempos actuales han traído un nuevo modelo, cuyo principal representante es Giorgia Meloni, actual primera ministra de Italia. Como es largamente conocido, ella proviene de una larga militancia en partidos neofascistas italianos. Su caso permite argumentar con énfasis en la conexión de la nueva derecha global con el fascismo clásico. El protagonismo femenino de hoy sería una evolución de la misma esencia.

Por su lado, cuando se observa la política peruana, salta a la vista la presencia de un grupo numeroso de mujeres lideresas de derecha, radicalizadas y vueltas extremistas en estos días. ¿Cuál es el prototipo?

Tenemos todos los ingredientes. Por ejemplo, pocas personas públicas de gestos tan racistas como María del Carmen Alva. El lenguaje verbal con Castillo era muy revelador de su menosprecio del otro. Ayer en Europa este racismo era contra el judío, hoy y aquí, como siempre, contra el cholo, el indio y el negro.

Otro ejemplo es la señora fiscal, quien anunciaba acusaciones contra Castillo en conferencia de prensa y ahora está callada a pesar de las decenas de muertes. El procedimiento que ha iniciado parece mal tipificado a propósito, para acabar excluyendo al investigado. Recuerda un principio del fascismo clásico: la regla se emplea para favorecer al devoto y castigar al desobediente. No existe un piso básico común.

La intransigencia y la vehemencia acompañan a la rectora de San Marcos. Así era Mussolini, y una imagen de la doctora con el brazo extendido como centurión es perfectamente plausible. Al comenzar su rectorado era populista y pudo haber salido por derecha o izquierda. En efecto, el populismo siempre ha tenido conexiones con el fascismo. Por ejemplo, tanto Vargas como Perón tuvieron claras simpatías fascistas.

La presidenta actual corre por fuera del prototipo. Ella no parece haber premeditado el rol represivo que está cumpliendo. Se hizo del poder sin prever; quiso retroceder al ver las primeras muertes; no pudo y entonces decidió ir hasta el final, como quien se sumerge en un pantano. En los noventa, Martha Chávez inauguró el modelo de lideresa extremista de derecha. Estaba al servicio de un líder masculino autoritario, mientras que hoy sus pares cuentan con mayor juego propio. Pero comparten el fanatismo. ¿A qué se debe? ¿Está en curso una propuesta fascista entre las mujeres peruanas de derecha? ¿Encarnan la aspiración de un orden vertical y jerárquico, o solo gritan con estridencia para abrirse espacio en una sociedad machista y patriarcal?

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Antonio Zapata

Historiador, especializado en historia política contemporánea. Aficionado al tenis e hincha del Muni.