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Un nuevo pacto

“Que el presidente ‘regrese’ a su propuesta de habilitar una Asamblea Constituyente o que la prensa reaccione a ello con el grito en el cielo en defensa del modelo económico, no borra el hecho de que la demanda de un cambio constitucional existe y merece ser debatida y canalizada, no ninguneada ni caricaturizada”.

Hace un par de años, siendo congresista, publiqué en este diario una columna titulada “¿Quién le teme a la Asamblea Constituyente?” (28/9/19). En ese punto, los proyectos de reforma llegados al Congreso tras el referéndum de 2018 (Junta Nacional de Justicia, financiamiento de partidos, bicameralidad e impedimento a la reelección congresal) habían sido desnaturalizados o “dormidos” por mis colegas parlamentarios y predominaba en la ciudadanía el hartazgo por el conflicto Ejecutivo-Legislativo. En el artículo muestro mi escepticismo ante las fórmulas “para salir de la crisis” y reitero un tema que ni entonces ni ahora podría ser considerado una novedad: el Perú necesita una nueva Constitución Política.

Desde entonces, la política y sus reglas de juego continuaron su deterioro, y con la pandemia, Estado y mercado mostraron las limitaciones de su convivencia, reflejadas en la terrible disyuntiva entre proteger la salud o salir a trabajar, vivida por millones de familias peruanas, en particular aquellas que perciben bajos ingresos y que son las permanentes perdedoras en tiempos de crisis. Tras el cambio de prioridades marcado por la necesidad de contener la COVID-19 y tentar la reactivación económica entre 2020 y 2021, las elecciones generales debieron servir para retomar la atención sobre el entrampamiento de la democracia peruana y su evidente incapacidad de reformarse a sí misma con un sentido de apertura hacia las necesidades y demandas de la ciudadanía.

No fue así y estamos más bien en una interminable “tercera vuelta” en la que gobierno, opositores y medios de comunicación compiten en alejarse de los problemas cotidianos de la gente, ganándose a pulso el rechazo. En el caso del presidente Castillo este rechazo ya no se limita a quienes se resisten a su mandato desde el día uno, sino que es creciente entre sus electores, quienes en un lapso muy corto lo han visto caer en todos los vicios de la política criolla y dejar de lado las reivindicaciones sociales que impulsaron su candidatura, entre ellas la oferta de una nueva Constitución, distinta a la de 1993, aquella que promovió y promueve una economía que concentra beneficios en unos pocos y excluye a los más.

Y es que en cada una de las elecciones posteriores a la llamada “transición democrática”, los peruanos y peruanas hemos manifestado nuestro malestar en relación a la (in)capacidad redistributiva del Estado o la actuación de las empresas extractivas, sea por la contaminación ambiental o por el modo inconsulto y no pocas veces violento en que se imponen sobre otras actividades productivas, o sobre los derechos de los pueblos indígenas. También es una constante el rechazo a que el principio de protección de la inversión privada esté siempre por encima de las necesidades y derechos de ciudadanas y ciudadanos.

Que los gremios empresariales y los medios de comunicación afines a los principales grupos económicos atribuyan su éxito económico a la Constitución de Fujimori no desaparece a esa otra enorme parte del país que se siente postergada y que cada cinco años vota por quien les ofrezca revertir su situación de desprotección frente al abuso privado, la precariedad laboral o el despojo territorial, por citar solo tres hechos consagrados en la Constitución vigente. De igual modo, que el presidente “regrese” –como provocación o por oportunismo– a su propuesta de habilitar una Asamblea Constituyente o que la prensa reaccione a ello con el grito en el cielo en defensa del modelo económico, no borra el hecho de que la demanda de un cambio constitucional existe y merece ser debatida y canalizada, no ninguneada ni caricaturizada.

Indira Huilca

Indira Huilca

Indira Huilca

Socióloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Nací en Lima, en La Victoria, en 1988. Excongresista de la República. Fui Presidenta de la Comisión de la Mujer y Familia. Exregidora de la Municipalidad de Lima. Soy militante de izquierda y feminista.