El ministro Francke ha pedido al Congreso facultades para legislar en materia económica, fiscal y tributaria. Ha señalado que los objetivos son incrementar la recaudación del Estado, aumentar la competitividad en el sistema financiero y acelerar el proceso de reactivación económica del país.
En materia tributaria, Francke parte de dos datos inobjetables. En primer lugar, que estamos a la cola del mundo en recaudación. El promedio del club de países ricos al que queremos entrar (la OCDE) es equivalente al 40% del PBI, el de los vecinos en América Latina es 27% y el nuestro con las justas llega a 20%. Estar al final de la cola trae como consecuencia que tenemos comparativamente menor inversión en servicios esenciales como salud y educación. Recordemos sino el triste papel del Perú en las listas globales sobre equipamiento sanitario, salvo por Guatemala, éramos el país con menor número de camas UCI en la región. La ausencia de inversión en salud tuvo el doloroso saldo de más de 200 mil personas fallecidas por la COVID-19.
El segundo dato es que la evasión fiscal llega a 8% de nuestro PBI. Como explicó el ministro, esto equivale a tres veces el presupuesto en Salud, ¡tres veces! Esto tiene que parar y parte de las medidas propuestas apuntan a fortalecer a la administración tributaria para combatir la evasión y la elusión.
Con esta propuesta, la política tributaria recuperará su carácter redistributivo. No somos una sociedad igualitaria. No es verdad que todas y todos tenemos las mismas oportunidades. Un heredero de millones de dólares tiene mil veces (millones de veces) más oportunidades que una mujer quechuahablante, que probablemente solo herede el peso del racismo colonial y de la violencia patriarcal. Frente a estas enormes (y violentas) brechas de desigualdad, la manera institucional y democrática de promover equidad desde el Estado es con un sistema tributario progresivo. Es decir que se cobre más a quien más tiene e invierta esos recursos en reducción de desigualdades.
Estas medidas tocan intereses diversos. Grandes empresas, empresas que hoy no pagan impuestos (economía digital), personas naturales que tengan ingresos superiores a los 300 mil soles anuales, personas que pueden pagar bienes y servicios de lujo. No son la gran mayoría. Son medidas dirigidas al sector A y parte del B. Pero siendo proporcionalmente menos personas, tienen mayor acceso a medios de comunicación y saben hacer oír su voz. Algunos de sus ilustres opinadores ya saltaron a oponerse.
Las medidas propuestas ¿son justas? Sí. No lo dice un cónclave socialista internacional. Lo dicen incluso organismos multilaterales como el Fondo Monetario, que las plantea como necesarias para enfrentar la crisis económica pospandemia.
PUEDES VER: Francke: “Nacionalizar el gas de Camisea significa ponerlo al servicio de los peruanos, no estatizarlo”
Las crisis siempre las han pagado los que menos tienen. Es hora de cambiar esa historia.
Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.