Estados Unidos

Trump reabre centros de detención infantil tras detención de familias inmigrantes con niños en EEUU: “Cárceles para bebés”

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) confirmó la reapertura de dos centros de detención en Texas, donde actualmente las familias enfrentan órdenes de deportación, generando preocupación sobre el bienestar de los menores.

Organizaciones alertan sobre el impacto negativo que estas medidas tienen en la salud mental y física de los menores detenidos, reabriendo el debate sobre las políticas migratorias actuales. Foto: Tiempo Latino
Organizaciones alertan sobre el impacto negativo que estas medidas tienen en la salud mental y física de los menores detenidos, reabriendo el debate sobre las políticas migratorias actuales. Foto: Tiempo Latino

La administración del presidente Donald Trump ha reactivado la detención de familias inmigrantes con niños en centros de detención infantil, una medida que había sido restringida bajo el gobierno del expresidente Joe Biden. Esta decisión ha generado gran polémica, especialmente entre defensores de los derechos humanos, quienes han calificado estos lugares como “cárceles para bebés”.

Los nuevos operativos de detención se han concentrado en el sur de Texas, donde se han habilitado instalaciones para albergar a niños y sus familias mientras enfrentan procesos migratorios. Organizaciones y activistas han alertado sobre las condiciones de estos centros y el impacto que pueden tener en la salud mental y física de los menores detenidos.

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Los centros de detención estarán ubicados principalmente en Texas, incluyendo instalaciones como el Centro Residencial de Karnes, el cual había sido utilizado en anteriores administraciones para albergar a niños y familias en espera de audiencias migratorias.

Durante su primer mandato, el presidente Donald Trump recurrió a esta práctica con el objetivo de desalentar la migración a través de la frontera sur. Anteriormente, las administraciones de George W. Bush y Barack Obama también implementaron medidas similares, pero Trump fue más allá al separar por la fuerza a menores de sus padres y retenerlos en centros de detención con condiciones similares a las de cárceles o perreras.

En estos lugares, los niños carecían de acceso a servicios básicos como duchas, camas o una alimentación adecuada. La política provocó una fuerte indignación pública, lo que llevó al entonces presidente a revertirla; sin embargo, el daño ya estaba hecho. Se estima que más de 4.600 niños fueron separados de sus familias y, hasta la fecha, cerca del 30% de ellos sigue sin ser localizado.

Trump ha reactivado esta política migratoria sin inmutarse ante la indignación que ha generado en su segundo mandato, mientras recibe el respaldo de sus seguidores. Así lo confirmó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) a inicios de este mes, cuando el 7 de marzo anunció la reapertura de dos centros de detención en el sur de Texas para albergar a familias migrantes. En un comunicado, la portavoz Tricia McLaughlin afirmó que las familias detenidas tienen órdenes de deportación y se encuentran en el país de manera irregular.

“Esta Administración no va a ignorar el Estado de derecho”, afirmó. “La mejor opción para los extranjeros ilegales es la autodeportación. Si se van ahora, aún pueden tener la oportunidad de regresar y vivir el sueño americano”, indicó.

Críticas a las “cárceles para bebés”: organizaciones denuncian el regreso de la detención de niños inmigrantes

Defensores de los derechos de los migrantes y especialistas en bienestar infantil han denunciado durante años las detenciones familiares, advirtiendo que esta práctica tiene un impacto especialmente perjudicial en los niños. Como prueba, citan una extensa lista de acusaciones sobre malos tratos, abusos sexuales y la falta de acceso a atención médica y otros servicios esenciales en los centros de detención.

Además, varios menores han perdido la vida mientras estaban bajo custodia de las autoridades migratorias. En 2018, durante el primer mandato de Trump, una niña de un año falleció poco después de ser liberada del centro de detención de Dilley, el mismo que ahora se prepara para recibir nuevamente a familias migrantes.

Setareh Ghandehari, representante de Detention Watch Network, una coalición nacional que busca poner fin a la detención de inmigrantes en Estados Unidos, condenó enérgicamente esta práctica. En un comunicado, afirmó que privar a un niño de su libertad y someterlo intencionalmente a tales condiciones es inconcebible, al igual que impedir a un padre ejercer su rol fundamental de brindar un entorno afectuoso y seguro a su hijo. Según Ghandehari, la detención familiar, al igual que cualquier forma de detención migratoria, es inhumana, injusta e innecesaria.

Las organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes temen que esta política esté a punto de reactivar las separaciones familiares. Por ahora, una orden judicial impide a Trump implementar nuevamente esta práctica, lo que ha llevado a su Administración a optar por la deportación conjunta de las familias. Un ejemplo reciente de esta estrategia fue la expulsión a México, el mes pasado, de una niña de 10 años que se encontraba en recuperación tras padecer cáncer cerebral.