¿Quién fue William McKinley, presidente de EE. UU. hace más de 100 años, y por qué es tan admirado por Trump?
William McKinley, 25º presidente de Estados Unidos, dejó un legado marcado por el proteccionismo económico y la expansión territorial. Su figura ha sido elogiada por Donald Trump, quien considera sus políticas como inspiración para la actualidad.

William McKinley gobernó Estados Unidos entre 1897 y 1901, un periodo en el que implementó medidas económicas y políticas que consolidaron el crecimiento del país a nivel industrial y territorial. Su enfoque proteccionista y su visión expansionista marcaron una era en la que Estados Unidos emergía como potencia mundial.
Más de un siglo después, su legado sigue generando interés, especialmente entre líderes republicanos como Donald Trump, quien ha expresado en reiteradas ocasiones su admiración por el expresidente. Trump ha resaltado las políticas de aranceles impulsadas por McKinley y ha propuesto incluso restaurar el nombre del Monte Denali, en Alaska, a su denominación original: Monte McKinley, en honor al exmandatario.
¿Quién fue William McKinley?
Nacido en 1843 en Ohio, William McKinley fue un político republicano que se destacó por su firme apoyo al proteccionismo económico. Antes de llegar a la presidencia, tuvo una destacada carrera como congresista y gobernador de Ohio, donde promovió leyes destinadas a fortalecer la industria nacional a través de altos aranceles a las importaciones.
McKinley sirvió en la Guerra de Secesión como soldado de la Unión, experiencia que moldeó su visión sobre la unidad del país y su enfoque de gobierno. Su carrera política ascendió rápidamente gracias a su postura en favor del crecimiento económico basado en la producción local y su cercanía con los sectores industriales más influyentes de la época.
¿Qué hizo William McKinley como presidente de Estados Unidos?
Durante su mandato, William McKinley implementó políticas que marcaron el rumbo económico de Estados Unidos, siendo el proteccionismo una de sus estrategias clave. Promovió la Ley de Aranceles Dingley, que elevó los impuestos a las importaciones con el objetivo de proteger la industria local de la competencia extranjera. Estas medidas impulsaron la producción interna y fortalecieron el empleo en sectores clave como el textil y el acero.
En el ámbito internacional, McKinley es recordado por su papel en la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, un conflicto que resultó en la anexión de territorios estratégicos como Puerto Rico, Guam y Filipinas. Estas adquisiciones consolidaron a Estados Unidos como una potencia global y abrieron nuevas oportunidades comerciales en Asia y América Latina.
A pesar de su enfoque inicial proteccionista, en los últimos años de su mandato, McKinley mostró una postura más moderada y promovió acuerdos comerciales recíprocos con otros países. En sus discursos enfatizaba la importancia de evitar guerras comerciales prolongadas y fomentar relaciones comerciales estables con otras naciones.
Lamentablemente, su segundo mandato se vio truncado por su trágico asesinato en 1901, cuando fue víctima de un atentado durante un evento público en Búfalo, Nueva York. Su muerte dejó el país en manos de su vicepresidente, Theodore Roosevelt, quien continuó muchas de sus políticas de expansión y crecimiento económico.
¿Por qué William McKinley es tan admirado por Donald Trump?
Para Donald Trump, la figura de William McKinley representa un modelo de liderazgo enfocado en el nacionalismo económico y la defensa de la industria estadounidense. Trump ha elogiado en varias ocasiones las políticas arancelarias del expresidente, destacándolas como una estrategia efectiva para fomentar el desarrollo interno y proteger el empleo nacional.
El expresidente republicano también ha encontrado inspiración en la visión expansionista de McKinley. Durante su mandato, Trump propuso adquirir territorios como Groenlandia, una idea que evocaba las estrategias de expansión llevadas a cabo por McKinley a finales del siglo XIX. Además, el expresidente ha insistido en la importancia de recuperar el control de infraestructuras estratégicas como el Canal de Panamá, entregado a su país de origen en 1999.
Otro punto de admiración de Trump hacia McKinley es su capacidad para consolidar el poder político del Partido Republicano a través de políticas populistas que apelaban a la clase trabajadora y los empresarios por igual. En diversas ocasiones, Trump ha citado a McKinley como un modelo a seguir en términos de políticas económicas que buscan la autosuficiencia y el crecimiento nacional.