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Cultural

Ser mujer en el Perú, la epidemia de la violencia de género

¿Qué tan difícil es ser mujer en un país machista? Esa y otras interrogantes serán respondidas en el libro Ser mujer en el Perú, de Josefina Miró Quesada y Hugo Ñopo.

Josefina Miró Quesada, abogada, periodista y escritora. Foto: captura/LR+
Josefina Miró Quesada, abogada, periodista y escritora. Foto: captura/LR+

En La entrevista, Paola Ugaz conversó con Josefina Miró Quesada, abogada, periodista y escritora, sobre las dificultades que poseen las mujeres peruanas de vivir en un mundo hecho por y para hombres.

- La pandemia mostró mucho estas diferencias. Al obligarnos a estar en casa aumentaron ciertos indicadores, ¿qué encontró el libro sobre esto?

Nosotros empezamos a escribir el libro antes de la pandemia; entonces la radiografía que teníamos cambió radicalmente en la medida que íbamos avanzando. En el transcurso de la pandemia había más data disponible y quisimos incorporarla para dar cuenta de cómo las crisis pueden impactar de alguna manera significativa.

Decidimos incluir un último capítulo sobre estas desigualdades que se acentúan en un contexto de crisis. El impacto más desafiante fueron las decisiones que el Estado tomó para evitar la expansión del coronavirus, eso incluyó medidas como la cuarentena. Sin una mirada de perspectiva de género no da cuenta de que la casa puede ser un refugio para muchas personas, pero para la gran mayoría de mujeres no lo es porque en el hogar viven una serie de violencias por parte de quienes deberían protegerlas que son los familiares o las parejas.

Obligar a las personas a trabajar desde casa genera, sobre todo a las mujeres, un impacto mayor por las cargas domésticas que ya asumen en el hogar.

- En un programa de youtubers, han hablado de que se acepta la violación y, encima, se mezcla con personas con discapacidades. Esto muestra cuán arraigadas están estas clases de abusos. ¿Cómo se puede desterrar de la cultura peruana estas ‘normalidades’?

Las reacciones, las actitudes que tienen las personas con relación a la violencia de género como asumir que no es delito, que son conductas triviales o que parte del día a día generan una respuesta en la sociedad que impacta sobre el hecho; es decir, la violencia.

Hay estudios que dan cuenta que estas actitudes de trivializar, justificar, normalizar o tolerar la violencia de género está en la misma base de la violencia de género, es un predictor del comportamiento, un factor de riesgo que aumenta las posibilidades de que se pueda desarrollar esa cultura violenta.

En la medida de que estas bromas, estas reacciones justificativas se expandan, abonan a una cultura en donde quienes van a reaccionar no solo somos los espectadores, sino el sistema de justicia, los operadores de derechos, las redes de apoyo de la persona víctima de la violencia de género.

En general, la violencia de género ocurre más de lo que se reporta; es uno de esos crímenes sumamente infrareportados. Aquellas mujeres que se atreven a denunciar, sus casos se caen mucho antes de que lleguen a una sentencia. Este tipo de comentarios solo trivializa la violencia y abona la cultura de violación e impunidad. Hay un compromiso por parte de los comunicadores de tomarse en serio la violencia de género que viven las mujeres.

Las personas no van a denunciar estos hechos porque el sistema mismo está hecho para que no lo hagas. ¿Por qué son espacios que no acogen a las víctimas?

Es un desafío el tema que abordas porque, por un lado, tenemos que concientizar la necesidad de denunciar, reportar estos actos, visibilizarlos y promover que las víctimas denuncien. El problema es que eso es el primer eslabón en un sistema que es mucho más amplio, que tiene etapas posteriores a la denuncia y que genera casos de revictimización.

El descrédito, estigma, vergüenza, humillación, la culpabilización hacia la víctima por los comportamientos violentos que denuncia generan una desconfianza en las mujeres sobre el sistema de justicia.

Tenemos esta paradoja de que incentivamos que las mujeres denuncien y, por el otro, más mujeres que ven el sistema no las protege o acentúa el daño que debería reparar.

Canales de ayuda

Si usted ha sido o conoce a alguien que ha sido afectada o involucrada en hechos de violencia familiar o sexual, puede comunicarse de manera gratuita a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que cuenta con un equipo especializado en “brindar información, orientación y soporte emocional”.