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Cultural

Poema sin poeta

“En un tiempo y lugar en que no abundaba la poesía femenina, el poema de Sáenz empezó a aparecer en las antologías”.

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Cuando Abelardo Oquendo escribió y publicó el poema en 1972, no imaginó que estaba lanzando a la improbable autora Márgara Sáenz a una forma misteriosa de la existencia, incluso de la fama. El poema se presenta como tomado del libro Otra vez Amarilis y la invención fue cocinada para la antología Poemas del amor erótico (Lima, Mosca Azul Editores).

En el Perú nadie levantó una ceja. Pero en Ecuador la aparición de una compatriota capaz de producir un texto de evidente calidad, y confesiones de tono subidísimo, fue causando un paulatino pero siempre intenso entusiasmo. En un tiempo y lugar en que no abundaba la poesía femenina, el poema de Sáenz empezó a aparecer en las antologías.

Ahora circula en Ecuador Nunca más Amarilis (Quito, Libresa), una novela, aunque no solo, de Marcelo Báez Meza, decidido a cortar a través de la superchería poética de Oquendo y varios peruanos más. Al final uno se queda con la impresión de que el Perú tiene, desde hace largo tiempo, una verdadera obsesión por el embuste literario.

Pero Báez no censura la práctica. Más aun, en muchas de sus páginas se suma a ella, con alcances sobre una verdadera existencia de la poeta. De allí su frase “Ten cuidado con las personas que inventas porque puede resultar que sí existen”. Así, Sáenz vive encuentros con su inventor y de otros promotores de la antología erótica (este columnista entre ellos).

Llegar a la certeza de Oquendo el demiurgo no fue fácil. Los informados del secreto lo conservaron por varios decenios, y el éxito del poema y los encargos del nacionalismo por mucho tiempo pesaron más que las sospechas de Báez. Hasta que, hace no mucho, el por lo general discreto Oquendo prácticamente reveló su autoría en una entrevista.

La solapa habla de una “bioficción definitiva”. En efecto Báez le insufla vida a la creación de Oquendo, aunque no llega a descubrir en qué persona, qué relación se apoyó, si acaso, para construir al personaje y la situación, el recuerdo de una entusiasta peregrinación a una casa de citas, a 5½ kilómetros de la ciudad.

Sería una pena si la investigación de Báez retira el poema de las antologías. Pues así como está es un apasionado testimonio de la relación entre dos poesías hermanas.

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