El histórico número '10' de los Chicago Bulls falleció a los 81 años, en Estados Unidos, dejando un legado imborrable dentro y fuera de las canchas. Sin duda, el mundo del baloncesto está de luto por la icónica figura de la NBA y miembro del Salón de la Fama. La organización de Illinois comunicó la noticia a través de sus redes sociales y rindió homenaje a un jugador que ganó todo, pero perdió contra el cáncer.
Bob Love, nacido en Bastrop, Luisiana, tuvo un camino inspirador hacia la grandeza. Seleccionado en la cuarta ronda del draft de la NBA de 1965 por los Cincinnati Royals, Love inició su carrera profesional con dos temporadas en Cincinnati antes de unirse a los Milwaukee Bucks en 1968. En noviembre de ese mismo año, fue traspasado a los Chicago Bulls, equipo en el que brillaría como una de sus máximas figuras.
El '10' fue un alero con un alto índice de canastas y armado de juego | Foto: ESPN
Durante nueve temporadas con los Bulls, Love promedió 21.3 puntos y 6.8 rebotes por partido, destacando por su versatilidad y capacidad anotadora. Entre 1970 y 1973, fue seleccionado para tres Juegos de las Estrellas (All-Star), y en la temporada 1971-72 registró su mejor promedio de puntos con 25.8, consolidándose como uno de los grandes aleros de su tiempo.
El número ’10’ de Bob Love cuelga desde 1994 en las vigas del United Center, siendo el segundo jugador de la franquicia en recibir este honor, junto con Jerry Sloan. Sin embargo, su impacto no se limitó al juego. Tras retirarse, Love se convirtió en un embajador comunitario de los Bulls, dedicándose a causas benéficas y brindando motivación a través de sus discursos. El comunicado oficial de los Chicago Bulls expresó: “Con su camiseta número ’10’ colgando en las vigas del United Center, sus logros en la cancha están grabados para siempre en la historia. Sin embargo, el impacto de Bob trascendió el puro baloncesto. Fue una figura inspiradora y un apasionado embajador comunitario, ayudando a mejorar muchas vidas. Estamos profundamente agradecidos por su contribución y legado tanto dentro como fuera de la cancha”.
Más allá de sus proezas deportivas, Bob Love destacó por superar adversidades personales. Durante su juventud, enfrentó problemas de tartamudez, lo que inicialmente limitó su capacidad para expresarse en público. Sin embargo, Love trabajó incansablemente para superar esta barrera, convirtiéndose en un reconocido orador motivacional después de su retiro. Su historia personal de esfuerzo y dedicación resonó con miles de personas, consolidándolo como un símbolo de superación tanto en Chicago como en todo el ámbito del baloncesto.
Con la partida de Bob Love, los Chicago Bulls y el baloncesto en general pierden a una leyenda, pero su legado perdurará a través de sus contribuciones a la cancha, la comunidad y las vidas que tocó. Adiós, ‘Butterbean’, y gracias por inspirar a generaciones.