La COP29, en la recta final para lograr un acuerdo financiero sobre el clima
Cerca de 200 países afrontan este domingo la recta final de la COP29 en Bakú, donde decidirán si aceptan un acuerdo para que los países ricos aporten "al menos" 300.000 millones de dólares anuales a las naciones en desarrollo para que hagan frente al cambio climático.
La propuesta llegó más de un día después de que la conferencia terminase oficialmente y al cabo de unas "dolorosas" tratativas, según las palabras de la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, quien achacó el bloqueo continuado a una falta de "liderazgo central".
"No es solo una cuestión de la presidencia, todos los que estamos aquí somos responsables", aclaró Silva, cuyo país organizará la COP30 el año próximo en la ciudad amazónica de Belém.
Por su parte, la presidencia azerbaiyana defendió su gestión: "Hicimos frente a vientos geopolíticos en contra e hicimos todo lo posible por ser un intermediario honesto para todas las partes".
Según el proyecto de acuerdo final, los países ricos se comprometerían a aportar "al menos" 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035 para que las naciones empobrecidas enfrenten las consecuencias del calentamiento global.
"Empiezo a ver la luz", dijo a AFP el negociador jefe de Panamá, Juan Carlos Monterrey. "No es todo lo que pedíamos" pero "creo que es un camino para un acuerdo", apuntó.
Además, durante la sesión plenaria final, los participantes de esta conferencia de la ONU sobre cambio climático adoptaron una serie de puntos validados previamente, como las normas que regularán las transacciones de carbono entre Estados.
La jornada del sábado fue convulsa: los negociadores de la alianza de pequeños Estados insulares AOSIS y los países más pobres del planeta, descontentos con el proyecto de acuerdo presentado a puerta cerrada, abandonaron por la tarde abruptamente una reunión con la presidencia azerbaiyana.
"Nos fuimos [...] Consideramos que no se nos ha escuchado", declaró Cedric Schuster, el enviado de Samoa, en nombre de AOSIS, aunque la alianza precisó que seguía "comprometida" con el proceso de negociación.
El principal escollo en las negociaciones radica en el grado de compromiso que están dispuestos a asumir los países ricos, históricamente más contaminantes y, por ende, los mayores responsables del cambio climático.
- El peso de la inflación -
La conferencia debía terminar el viernes por la tarde pero, a falta de consenso, las negociaciones se prolongaron en el estadio de la capital azerbaiyana donde los empleados ya empezaron a retirar muebles y decoración.
Las partes tratan de establecer cómo financiar la ayuda climática destinada a los países en desarrollo, para que construyan centrales solares, inviertan en irrigación o protejan ciudades contra las inundaciones.
El proyecto de acuerdo final incluye una cifra superior a la propuesta la víspera en un borrador de la presidencia azerbayana, que preveía una aportación de 250.000 millones de dólares anuales, algo que los países del Sur global consideraron "inaceptable".
Las naciones en desarrollo calculan que, con la inflación, el esfuerzo financiero real de los países que aportan esa ayuda (los europeos, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda) sería mucho menor, más aún con los esfuerzos ya previstos por los bancos multilaterales de desarrollo.
La propuesta fija separadamente el ambicioso objetivo de obtener un total de 1,3 billones de dólares al año para 2035, destinados a los países en desarrollo, en el que se contaría la contribución de los países ricos y de otras fuentes de financiación, como fondos privados o nuevas tasas.
- "Juego de poder" -
En cuanto a países como los del Golfo, China y Singapur, que no pertenecen a la lista de la ONU de Estados responsables de financiar los fondos climáticos, elaborada en 1992, su aportación será "voluntaria", pese a las exigencias de los países occidentales, que señalan que esas naciones se enriquecieron fuertemente en las últimas décadas.
En paralelo, los países ricos negocian medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero se topan con la oposición de los productores de petróleo, como Arabia Saudita. El grupo de Estados árabes advirtió que rechazará cualquier texto "que apunte contra las energías fósiles".
"Estamos en medio de un juego de poder geopolítico por parte de unos cuantos Estados productores de combustibles fósiles", denunció la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock.
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