Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero...
Seguramente es porque la campaña recién comienza, pero los mensajes electorales no nos están diciendo nada. A estas alturas todo se limita al apellido, la sonrisa, el logotipo partidario. Quizás más adelante aparezcan algunos contenidos, como se les llama ahora. Mientras tanto, esta es la ofensiva publicitaria de un producto que realmente no existe.
Antes, los partidos políticos estables y las nociones tradicionales de izquierda y derecha resolvían el problema. Eso ha desaparecido en un descreimiento y en una nueva jerga que permiten entrar al ruedo político sin compromiso alguno. Es cierto que seguimos votando por quien nos gusta, pero esta última idea (nos gusta) es un compromiso volátil.
Ya lo dicen las encuestas de intención de voto. Los candidatos de hoy no representan propuestas articuladas o complejas, sino el recuerdo de una parte del electorado. Incluso los temas más urgentes para la ciudadanía no son abordados con todas sus letras. El congresista o el abogado, a menudo, hablan por el candidato.
Es cierto que hemos perdido la costumbre del debate y que no soportaríamos cinco meses de discusión seria sobre cuestiones de fondo. Pero es que de eso tratan las elecciones, y en estos tiempos de polarización y grosería, hasta ahora los candidatos temen, o por lo menos eluden, la discusión. Que no nos sorprenda entonces la abulia de los consultados.
Alguna vez un politólogo me reveló que el futuro votante proyecta sobre la imagen de un candidato lo que desea ver. Una figura neutra, sin un mensaje definido o sin una propuesta tajante, va a atraer muchas más simpatías que un líder doctrinario con un planteamiento radical. De Alberto Fujimori para aquí, pasando por Alejandro Toledo, eso ha funcionado.
En otras palabras, que el candidato sea algo blandengue en lo intelectual o en lo ideológico no significa que no pueda ganar, al contrario. Puede dar grandes sorpresas, tanto en la campaña como después del triunfo. Pero, mientras tanto, solo nos está dando bostezos, cuando queremos discutir los enormes problemas de este país.
Alguien nos dirá: paciencia, ya van a comenzar a opinar. Aunque eso se prestará a la comparación entre sus ideas 2025 y su trayectoria como políticos. Hay que ser valiente y elocuente para eso. Pero, que sepamos, nadie entre nosotros ha ganado una elección quedándose callado a la hora de los loros.

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco X. Cero Facebook. Cero Instagram, cero TikTok. Poemario más reciente: Chifa de Lambayeque (Lima, Personaje Secundario, 2024). Próximo poemario será la quinta edición de Sobrevivir. Acaba de reeditar el poemario Los asesinos de la Última Hora (Lima, Cepo para Nutria, 2025).