Jorge Bruce es un reconocido psicoanalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado varias columnas de opinión en diversos medios de comunicación. Es autor del libro "Nos habíamos choleado tanto. Psicoanálisis y racismo".

Dolorosos aprendizajes por Jorge Bruce

"Pero hay algo que no pueden controlar: esa rabia producto del dolor y la frustración que recorre el país".

Celebrar triunfos es valioso para la salud mental individual y colectiva. Acabar con la dictadura de Fujimori y Montesinos fue uno de esos momentos de unión y algarabía. Quienes tenían el control de los poderes fácticos del Perú parecían invencibles, hasta que una masa crítica ciudadana se levantó y los echó a patadas. Montesinos se fugó y, poco después, Fujimori también. Ambos terminaron enjuiciados y condenados en juicios impecables. No fueron los únicos, además.

Durante algunos años y sucesivos gobiernos democráticamente elegidos, parecía que habíamos accedido a una etapa de madurez nacional. Así como los golpes de Estado militares eran inconcebibles, también lo era esta nueva modalidad de copamiento de los poderes inventada sobre la marcha por la dupla mencionada. Si un visitante extraterrestre retornara al Perú 25 años después, observaría el extraño espectáculo del retorno a los noventa. Gavillas delincuenciales han ocupado el espacio tanto de la legalidad como de la ilegalidad.

La promulgación de la ley de amnistía para los militares que cometieron crímenes de guerra en el conflicto armado interno es una demostración flagrante de que el retroceso se ha consumado. El fujimorismo es el que está celebrando y la inmensa mayoría de peruanos miramos consternados el cumplimiento de la inexorable ley del retorno de lo reprimido.

Tenemos, pues, que comenzar por reconocer que nos confiamos. Muchos pensamos que era impensable esta extraña vuelta de tuerca. Pero ahí está. La presidenta Boluarte, desesperada por complacer a sus patrones y, de paso, intentar garantizar su libertad cuando termine su mandato, ha cometido la indignidad de amnistiar a quienes violaron y asesinaron, como siempre, a los más vulnerables de la sociedad: campesinas quechuahablantes, niños indefensos, hombres inocentes pero desempoderados. La vieja historia del racismo que nunca termina de envenenar nuestro lazo social. Ahora se preparan para hacer lo mismo con los que ejecutaron a balazos a quienes protestaban a fines de 2022 e inicios de 2023.

Duele reconocerlo, pero por ahora se están saliendo con la suya. Como ha señalado Juanita Goebertus, directora de Human Rights Watch para las Américas: “Perú está uniéndose a las filas de Nicaragua, Venezuela y otros que desafían el sistema interamericano de derechos humanos y, al hacerlo, ignoran los derechos de las víctimas”. Lo cual genera un daño moral brutal a quienes siguen clamando por el reconocimiento de las atrocidades cometidas contra sus seres queridos.

Y aunque no lo adviertan, también le están causando un daño moral incalculable a las FFAA que dicen proteger con esta ley de amnistía. Inculcar el deshonor, condonar los abusos, violaciones y asesinatos enfanga la reputación de quienes lucharon valientemente para defendernos del terrorismo.

La imagen del mito de Sísifo vuelve una y otra vez. Cuando pensábamos estar a salvo de intentonas dictatoriales, la roca del castigo olímpico vuelve a rodar hacia abajo. Como ha señalado César Hildebrandt en su última columna (“Regreso a los 90”): “Quizás lo más sano debiera ser admitir la derrota, huir del fango y dedicarme a leer y escribir”. El lector habrá adivinado que se trata de una reflexión retórica. Como bien sabe el periodista, y lo afirma sin ambages, nunca es sano dejar de luchar.

En cierto modo, debiéramos agradecerle a esta pandilla de facinerosos empeñados en regresarnos a los noventa, que nos saque del estupor cómodo y la desmentida de la realidad. También eso lo experimentamos en la década aludida. Los habitantes de los centros urbanos más modernos nos desentendíamos de lo que estaba sucediendo en los Andes centrales del país. La imagen de Fernando Belaúnde, entonces presidente del Perú, afirmando que Sendero era una banda de abigeos y echando al tacho el informe de Amnistía Internacional retrata con claridad esa alucinación negativa (el borrado activo de una percepción).

Entonces no queríamos saber y ahora tampoco. Por eso insisto en que hay que darles las gracias a quienes, sin el menor esfuerzo por disimular, quieren repetir una historia que ya vivimos. Esa atmósfera de inmundicia, en donde impera la mentira y la impunidad, ya la conocemos. Por lo tanto, ya sabemos cómo combatirla. El hecho de que hayan podido retornar con tanta facilidad, sin embargo, debería alertarnos. Nuestro sistema inmunológico, por ahora, solo se expresa en el repudio (Dina Boluarte tiene 96 % de desaprobación y el Congreso va por ahí) de las encuestas. También en la imposibilidad de estos personajes de hacer apariciones públicas, pues son de inmediato rechazados por corruptos e ineptos.

Esto no es suficiente, como es obvio. Ellos se limitan a continuar destruyendo el tejido institucional del Perú puertas adentro, brindando por su alevosía. Pero hay algo que no pueden controlar: esa rabia producto del dolor y la frustración que recorre el país. La inseguridad y la pobreza aumentan, mientras los integrantes de este pacto corrupto siguen aislando al Perú de la comunidad internacional. Se figuran que de esta manera podrán apoderarse de lo que todavía no obtienen: a saber, el favor de las mayorías.

Las elecciones se acercan a toda prisa y eso los aterra. No han hallado la fórmula para capturarlas, tal como hace Maduro en Venezuela. Es evidente que están haciendo sus mayores esfuerzos con ese fin. No obstante, no las tienen todas consigo. Manchar la imagen de las FFAA solo impide el duelo de las víctimas y enloda la imagen de dichas fuerzas. También los integrantes del pacto harán el aprendizaje doloroso de la caída inevitable.

Jorge Bruce

El factor humano

Jorge Bruce es un reconocido psicoanalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado varias columnas de opinión en diversos medios de comunicación. Es autor del libro "Nos habíamos choleado tanto. Psicoanálisis y racismo".