Abogado constitucionalista
Estas Fiestas Patrias son especiales porque marcan la cuenta regresiva para la salida de la coalición gobernante, liderada por clanes familiares que se regodean en el poder, indiferentes a los problemas que enfrentamos día a día en el Perú.
Hace un año escribí una columna titulada Una segunda independencia en el Perú y hoy insisto en esa necesidad. Nada ha cambiado. La partidocracia salvaje, sostenida por unos pocos que controlan el aparato político y que priorizan sus negocios, debe ser derrotada en las urnas.
El periodo parlamentario más nocivo para nuestra reciente democracia está por concluir. Sin embargo, a pocos meses de las elecciones y con una oposición inexistente, ha surgido un movimiento ciudadano que nos recuerda quiénes son los responsables de esta crisis.
Por acción u omisión, todos los partidos con representación en el Congreso tienen responsabilidad. En especial, el contubernio de los Fujimori, Acuña, Cerrón, Luna y los cascarones funcionales como Avanza País, Renovación Popular, Somos Perú y las múltiples caras de Acción Popular.
Las mesas directivas de este periodo parlamentario son una radiografía perfecta de lo dicho: APP al frente, Fuerza Popular moviendo los hilos desde la primera vicepresidencia, Perú Libre y Podemos reclamando su cuota de poder en la segunda vicepresidencia y Avanza País, al último, pero presente. A eso se suma la reciente presidencia de Somos Perú, cuyo último representante a la Mesa fue condenado, desaforado y hoy prófugo de la justicia, igual que el hermano del actual segundo vicepresidente. Ese es el estándar y el mérito.
Debemos decirles no a quienes han dañado tanto al país, pero no podemos quedarnos solo en la negación. Nuestro país no se construye solo rechazando, sino apostando por quienes sí se la juegan por el Perú. Es hora de mirar con claridad a quienes han sido coherentes en su oposición tanto a Castillo como a la actual coalición gobernante y que construyeron partidos limpios, sin corruptos ni trampas legales.
Necesitamos respaldar a quienes proponen, no solo critican; a líderes que tengan trayectoria, conozcan el Estado y comprendan la política más allá del oportunismo. Urge apoyar a nuevas fuerzas que actúen con decisión y visión institucional y no se queden en el sobrediagnóstico. El futuro se construye con un “sí” valiente; ponernos de perfil no es una opción. En agosto se cierran las alianzas y con esto debemos pasar del “por estos no” al “por quiénes sí”.