Exministro de RREE. Jurista. Embajador. Ha sido presidente de las comisiones de derechos humanos, desarme y patrimonio cultural de las...

Poder sin reglas: el unilateralismo de Trump y sus límites, por Manuel Rodríguez Cuadros

El paradigma que propicia la Casa Blanca corresponde a una gobernanza basada en la realpolitik de la unipolaridad, donde las decisiones internacionales deben obedecer solo a la estructura desigual del poder en función del “America First”.

La diplomacia de Donald Trump en los primeros seis meses de su segundo mandato ha respondido sistemáticamente a su visión de las relaciones internacionales en dos niveles: como una estructura unipolar que le otorga a Estados Unidos la capacidad de actuar sin rivales equivalentes ( macro relaciones internacionales), y como la ejecución de una política exterior sustentada en el ejercicio unilateral del poder( micro relaciones internacionales). El lema “America First” que inspira la política interna y diplomática actual supone que Estados Unidos es tan poderoso que no necesita temer a alianzas adversas, y que ese poder le otorga la libertad para actuar unilateralmente.

En estos seis meses de gobierno, la diplomacia de poder unilateral ha ido instituyendo de manera progresiva un modelo de gobernanza internacional que rechaza el derecho internacional, los regímenes jurídicos globales o regionales, el multilateralismo y la existencia de valores mínimos compartidos por la comunidad internacional. El paradigma que propicia la Casa Blanca corresponde a una gobernanza basada en la realpolitik de la unipolaridad, donde las decisiones internacionales deben obedecer solo a la estructura desigual del poder  en función del “America First”.

Esta política de poder unilateral y transaccional se ha expresado inicialmente en el comercio, con la imposición de aranceles prácticamente a todo el mundo, al margen y en violación de los regímenes jurídicos del comercio internacional y como manifestación exclusiva de la voluntad de poder estadounidense. Simultáneamente, el unilateralismo se ha ampliado a todos los ámbitos de la escena internacional: al apartamiento de Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad de la gestión de las cuestiones estratégicas globales, la paz y la seguridad; al debilitamiento de las alianzas militares multilaterales y las operaciones de mantenimiento de la paz; a la desarticulación de los procesos regulatorios de las migraciones internacionales y la lucha contra la pobreza, el hambre, el cambio climático y la promoción de energías renovables; a la reducción o disolución de los flujos de cooperación internacional no reembolsable; y, finalmente, al incumplimiento deliberado y sistemático del derecho internacional. El objetivo es debilitar un sistema internacional basado en normas, para facilitar una diplomacia de poder transaccional fundamentada en la correlación de fuerzas.

El balance de estos seis meses muestra que la realidad internacional es más compleja que el voluntarismo de la administración Trump. El unilateralismo no actúa en un terreno vacío, sino que interactúa con procesos sociales, económicos, políticos y estratégicos complejos donde las acciones de otros Estados, y la forma en que esas acciones afectan la correlación de fuerzas, ya generan reacciones y obstáculos que empiezan a limitar la expansión de esta diplomacia unilateral transaccional. En primer lugar, están las reacciones internas en Estados Unidos, especialmente en el ámbito judicial, que han frenado o modificado elementos sustantivos de las políticas migratorias y comerciales. Pero más importante aún son las reacciones de otros Estados en la arena internacional, que comienzan a imponer límites al unilateralismo en función de su propio poder y de las correlaciones bilaterales o regionales.

En materia comercial, la imposición de aranceles generalizados —que para fin de año podría consolidarse en un promedio de protección entre el 17 % y el 20 %— busca revertir la liberalización que impulsó la globalización. Según el Departamento del Tesoro, estas medidas permitirán a Estados Unidos recaudar entre 250 000 y 300 000 millones de dólares adicionales en 2025, aliviando el déficit fiscal. Sin embargo, tienen costos colaterales importantes: se estima que han sumado aproximadamente 0.8 puntos porcentuales a la inflación anual, mientras que las marchas y contramarchas en la aplicación de los aranceles han generado inestabilidad en los mercados y disrupciones en las cadenas de suministro. Además, las importaciones estadounidenses también quedarán gravadas, especialmente aquellas con componentes estratégicos para la innovación científica y tecnológica provenientes de China y otros países asiáticos. Los resultados finales de este proteccionismo renovado y de la reindustrialización anunciada solo podrán evaluarse en el mediano y largo plazo.

En el ámbito de la seguridad estratégica, el unilateralismo transaccional revela contradicciones entre la voluntad declarada de evitar nuevas guerras y el involucramiento puntual en conflictos específicos, como la reciente guerra de doce días con Irán. También se enfrenta a la incertidumbre de lograr soluciones reales para los principales conflictos abiertos. La administración Trump ha tenido que reconocer márgenes de límite y posibilidad impuestos por la realidad geopolítica.

El logro de un acuerdo de paz entre Ruanda y la República Democrática del Congo destaca como su mayor éxito, aunque se trate de un conflicto de menor escala. En contraste, la expectativa de lograr una paz inmediata en Ucrania se ha desvanecido.. Este es el principal conflicto mundial actual, y el test decisivo para la visión unipolarista de la Casa Blanca.

En un escenario de revisión del compromiso estadounidense con la OTAN y de redefinición del papel de Europa en su propia seguridad estratégica, el resultado final de las negociaciones con Rusia y Ucrania definirá el alcance real de la política de poder. Una paz realista implicaría concesiones territoriales a favor de Rusia, el peor escenario para Europa, arrinconada en la marginalidad de tercera parte interesada; la continuidad de la guerra sería la peor opción para Ucrania, y la más costosa políticamente para Estados Unidos. Los próximos meses serán decisivos y dependerán, más que de las decisiones en Washington, del avance de la ofensiva rusa.

En Oriente Medio, la situación también es compleja. La violenta ofensiva genocida en Gaza y la redefinición del equilibrio regional, más allá de la alianza sólida con Israel y del bombardeo de instalaciones nucleares en Irán cuyos resultados siguen inciertos, no ofrecen un camino claro ni escenarios de paz  definidos. Existen intereses diferenciados que deben resolverse con Arabia Saudita, el mundo árabe, los países del Golfo, Siria y el propio Irán. Las dificultades para que Israel acepte las propuestas más recientes de alto al fuego de Washington son una muestra de esas tensiones subyacentes.

Por su parte, las relaciones con China ilustran de manera paradigmática los límites del unilateralismo transaccional. Como superpotencia ascendente, China ha respondido con cautela y prudencia a la imposición de aranceles y a los intentos de aislamiento diplomático, pero también con firmeza estratégica. Ha demostrado tener el poder necesario para mantener un equilibrio complejo, combinando la confrontación en ciertos ámbitos con la cooperación en otros.

En definitiva, la idea de rediseñar el orden mundial al margen del derecho internacional y en función del interés exclusivo de Estados Unidos no es ni será un juego de suma cero donde el hegemón reescriba el mundo a su antojo. Es un juego de suma variable, donde los resultados dependerán de la capacidad de otros actores de resistir, negociar y usar sus propios recursos de poder para imponer límites y buscar acuerdos más equilibrados. El unilateralismo de Trump empieza a enfrentar ya esos límites y contradicciones. La realidad le esta enseñando que hay que negociar considerando los intereses del otro. Y aceptando costos y concesiones en un sistema internacional más complejo y menos dócil de lo que su retórica de poder aún supone.

Manuel Rodríguez Cuadros

Causa Superior

Exministro de RREE. Jurista. Embajador. Ha sido presidente de las comisiones de derechos humanos, desarme y patrimonio cultural de las Naciones Unidas. Negociador adjunto de la paz entre el gobierno de Guatemala y la guerrilla. Autor y negociador de la Carta Democrática Interamericana. Llevó el caso Perú-Chile a la Corte Internacional de Justicia.