En tiempos en que la desconfianza hacia las instituciones ha alcanzado cifras récord, las palabras del Papa León XIV, líder mundial de la Iglesia católica, llegan al Perú como un eco de empatía y esperanza. Su reciente carta dirigida a los peruanos es mucho más que un gesto protocolar: es una toma de posición contundente.
El Sumo Pontífice se pronuncia públicamente sobre los casos de abuso ocurridos dentro de la Iglesia. Reconoce la traición sufrida por quienes buscaron consuelo en la fe y hallaron daño, en alusión al disuelto Sodalicio de Vida Cristiana.
Al mismo tiempo, agradece el rol activo del periodismo, como Paola Ugaz y Pedro Salinas, en la búsqueda de la verdad, a pesar de la persecución y hostigamiento sistemático de estructuras poderosas ajenas al corazón del Evangelio.
Es a partir de esa constatación que marca una continuidad clara del pontificado de Francisco en el que afirma, con énfasis, que “una Iglesia auténtica no puede tolerar ningún tipo de abuso —ni de poder, ni de conciencia, ni sexual”.
A poco más de un mes de haber iniciado su pontificado, el Papa demuestra una sensibilidad y cercanía ante lo que los peruanos vienen sufriendo por el desgobierno autoritario actual.
Además, el recientemente nombrado obispo de Roma no es ajeno a la violencia que escala contra los peruanos en condiciones más precarias. De la misma manera, demuestra preocupación por la escalada en las amenazas contra la prensa.
“Exhorto, pues, a las autoridades del Perú, a la sociedad civil y a cada ciudadano a proteger a quienes, desde las radios comunitarias hasta los grandes medios, desde las zonas rurales hasta la capital, informan con integridad y coraje. Donde se silencia a un periodista, se debilita el alma democrática de un país”, dice el Papa León.
En ese sentido, hacemos extensiva a los peruanos esta misiva papal que reconocemos como un llamado a la justicia. En un país que sigue acumulando muerte la inacción gubernamental, el Pontífice señala con claridad que defender el periodismo libre y ético no es solo un deber moral, sino una condición esencial para sostener la democracia.
A las autoridades peruanas que insisten en perseguir al que piensa distinto y, sobre todo, a quien amenaza sus acciones no éticas con la verdad, repetimos lo afirmado por León XIV: “los que ejercen esta vocación con conciencia no pueden ver apagada su voz por intereses mezquinos”.
En estos tiempos oscuros para el país, es alentador que el Papa, quien también es peruano, haya optado por estar del lado de las víctimas, de la justicia y de la memoria. Y eso, para los peruanos, es un gesto que no debería pasar desapercibido.