Oportunidades existentes, por Kurt Burneo

Como no podía ser distinto, esta agenda económica para el 2026 se encuadra en el logro al menos de un crecimiento económico sostenible, conducente a la mejora de la calidad de vida de la población

Por lo general, una situación de crisis origina una oportunidad y el nuevo gabinete tiene la oportunidad de formular —quizás no implementar por cuestiones de limitado tiempo real y político— una agenda de política económica para ser desarrollada por la administración entrante. De paso, esta formulación de agenda podría encarrilar la próxima campaña electoral con propuestas de soluciones plausibles de política pública, saliéndose del lugar común proveniente del viejo planteamiento de generalidades, en tanto que, de seguirse con ello, probablemente aumentaría la incertidumbre de lo que pasará en el país desde el 2do semestre del próximo año; incluso, dependiendo de las propuestas a plantear, en qué tanto se afectan las expectativas anticipadas y adversamente las conductas de los agentes económicos. Haré una breve revisión de los componentes de una agenda preliminar a desarrollar.

Como no podía ser distinto, esta agenda económica para el 2026 se encuadra en el logro al menos de un crecimiento económico sostenible, conducente a la mejora de la calidad de vida de la población. Se requiere también mantener la estabilidad macroeconómica, enfrentar la pobreza y la desigualdad, y promover la innovación disruptiva y la productividad.

Componentes básicos de la agenda económica para 2026:

Crecimiento económico. Según organismos multilaterales como el Banco Mundial, se proyecta un crecimiento del 2.5 % para el próximo año. Se cree que el crecimiento se mantenga sólido a largo plazo, con una proyección de crecimiento del PBI del 3 % para fines de 2026. Esto se encuadra con un crecimiento potencial, o sea, un crecimiento máximo de 3.5 % sin presiones inflacionarias importantes. Seamos conscientes de que para contratar a los casi 300,000 jóvenes que anualmente buscan incorporarse al mercado laboral, la economía debería de crecer cuando menos en 5 %, dada la estructura productiva actual.

Estabilidad macroeconómica. Definida por una tasa inflacionaria entre 3 y 1 %, en línea con la meta de inflación del 2 % del BCR y un déficit fiscal meta del 1 %, logrado luego de un sostenido descenso en el tiempo, alineado con una regla fiscal estable y no modificable, con el fin de lograr cumplimientos solo en el papel.

Desarrollo de iniciativas dirigidas a la reducción de la pobreza y desigualdad. Se debe mejorar la focalización de los programas sociales, sobre un balance previo sobre su organización y beneficiarios: “No son todos los que están, ni están todos los que son”. Aunque la manera eficaz de enfrentar la pobreza, de acuerdo a la experiencia internacional, es promoviendo el empleo de calidad desde las empresas. En este esfuerzo, un Estado eficiente ofertando servicios de educación y salud, en última instancia, es fundamental.

Promover un eficiente accionar del Estado para restablecer la seguridad ciudadana. Implicando esto cambios normativos y administrativos sustantivos en el sistema de justicia y en el de orden interno.

Promoción de la productividad y competitividad. Se buscará impulsar la innovación, la investigación y el desarrollo, así como mejorar la calidad de la infraestructura y las capacidades de la mano de obra. En esta labor promotora, la transformación digital transversal, sectorialmente definida, resulta fundamental.

Promover una eficiente descentralización regional, estableciéndose competencias, recursos y capacidades de gestión medibles en el tiempo, procurando promover el crecimiento y luego tratando de lograr el desarrollo económico descentralizado.

Promover una Gestión Ambiental basada en una eficiente administración de recursos naturales, aminorando los adversos impactos ambientales resultantes de la actividad productiva. De allí, la incorporación tecnológica para estos objetivos es central.

En este listado inicial seguramente hay no pocas omisiones, pero creo que sería importante que la administración actual del Poder Ejecutivo haga no solo un diagnóstico de los problemas listados, sino también de una agenda de políticas por implementar. Esto ayudaría en mucho a ordenar y hacer más serio el debate electoral que en pocos meses comenzará en nuestro país.

Kurt Burneo

Exministro de Economía. Doctor en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Ramón Llull-Esade, España, Magíster en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, exbecario Escola de Posgraduacao Economía de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Economista de la UNMSM, Perú. Investigador Concytec-Renacyt.