El cónclave crucial, por Ramiro Escobar


El Papa Francisco, el cálido y valiente Bergoglio, ha partido y ha comenzado el partido. Más allá de la influencia celestial que se le atribuye al Espíritu Santo, sabemos que en el cónclave entran en juego varias posibilidades: si se mantienen sus reformas, si se tumban, si se maquillan. O si se elige un Pontífice que permanezca en un limbo libre de toda definición.

No es un asunto meramente católico, como sabemos. La influencia de la Iglesia de Roma es tan grande que buena parte del mundo está atenta a este asunto de Estado Vaticano, casi como cuando se elige al presidente de Estados Unidos. Es más: en esos comicios cardenalicios entrarán, como un viento inevitable, las disputas políticas del planeta.

Entre ellas la ‘batalla cultural’, esa que los conservadores de diversa estirpe, incluidos algunos obispos, han levantado con aire de cruzada para, supuestamente, acabar con el extravío de la especie humana. De allí que se diga que hay ‘papables’ conservadores, progresistas, tradicionalistas, centristas o hasta equilibristas.

La corrección política sostendrá que no es cierto, que la iglesia es una sola. Y sí, lo es, por eso ha sobrevivido tantos siglos; aunque, en estos tiempos turbados, es impensable que esté exenta de las olas que vienen de afuera. El propio Francisco, con sus actos, demostró saberlo: al abrir la puerta a los excluidos de todo tipo, marcó una ruta.

Si el cónclave produce un giro hacia atrás, y se vuelve a las catacumbas del conservadurismo, no a las del cristianismo primigenio, Roma se pondrá un cabe histórico, del que luego le será más difícil resucitar. No hay vuelta atrás, como ha dicho más de un cura devoto del principio de realidad. No es posible porque no es cristiano excluir.

Si Francisco fue querido por tirios, troyanos, ateos, agnósticos, píos y pecadores fue porque, despojándose del boato terrenal, se mostró cercano a los que sufren, a los ‘desechables’, como él mismo decía. También porque enfrentó los abusos y otros males eclesiales. Sería muy injusto que, luego de él, venga un humo blanco que nuble toda reforma.

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.