Elecciones 2026, un peligro real, por Mirko Lauer

La política se ha vuelto el camuflaje perfecto. El problema de los lazos entre crimen organizado y la política electoral, cuyos frutos se perciben en el actual Congreso, no ha sido resuelto ni siquiera en parte. 

A medida que avanza el tiempo, va creciendo la desconfianza, incluso el temor, frente a las elecciones del 2026. Hubo un tiempo, hace no mucho, en que el adelanto electoral era concebido como una solución. Ese optimismo está quedando atrás a cierta velocidad, con lo cual la política democrática y electoral empieza a parecer un callejón sin salida.

Así, el adelanto electoral por el que se nos invitaba a luchar ahora estaría perdiendo todo sentido. No por adelanto, sino por electoral. Al fondo del sombrío clima político está el peligro de la repetición, es decir, el alargamiento sin límites de la crisis de política-delito puesta en marcha en el 2016, que es una posibilidad real.

Algunos factores: los partidos fuertes del Congreso todavía pueden distorsionar en su beneficio los mecanismos electorales; los partidos de la calle no dan muestras de poder organizarse para dar una batalla electoral en serio; el electorado no da señales de haber aprendido la lección del 2021, donde se eligió a los peores.

Por otra parte, la política se ha vuelto el camuflaje perfecto. El problema de los lazos entre crimen organizado y la política electoral, cuyos frutos se perciben en el actual Congreso, no ha sido resuelto ni siquiera en parte. Con lo cual, en muchas localidades, las elecciones de mañana inevitablemente darán los mismos resultados que las de ayer.

Lo que se ha perdido en medio de todo eso es la idea de que, como ciudadanos, tenemos una suerte de tendencia natural a votar por el mejor candidato. Para que eso tenga sentido, quien se acerca a votar tiene que ser también el mejor ciudadano. No en vano las encuestas púdicamente evitan preguntar si el votante se equivocó a la hora de elegir la vez pasada.

Nótese que se habla de unos cuarenta partidos en el próximo partidor electoral, pero lo único que se lee o escucha es sobre la vida y milagros de Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La oposición política le ha delegado su trabajo al periodismo y a las ONGs, dos tipos de organización que prefieren criticar al que llegó que promover al que aspira.

Además, el que aspira a candidatear en este momento no es gran cosa, con todas las excepciones del caso. Su principal problema es que el electorado no lo conoce, ni en el sentido publicitario ni en el judicial. Ojo con esa hoja de vida.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).