En estos días de fútbol, resonó en mi mente una frase muy popular acuñada por el recordado y querido Humberto Martínez Morosini. Cuando un partido andaba flojo y Perú no lograba concretar, jugaba con tácticas poco vistosas o si el rival tampoco conseguía llegar al rincón de las ánimas, MM describía aquella letanía diciendo que aquí no pasa nada. Y no es que la haya recordado viendo a la selección nacional en la Copa América. Fue, más bien, al hacer un recuento de hechos que han terminado haciéndonos morder el polvo de la derrota como país, la normalización de la barbarie, la pendejada institucionalizada, el toma y daca gobernando, la prebenda hecha ley, el crimen organizado en el poder, el boletín de normas legales redactado en una celda de Castro Castro. Hay sucesos de sobra que reviven el viejo adagio de Martínez Morosini.
Alberto Fujimori fue indultado porque, en sus alegatos, manifestaba estar al borde de la muerte. De eso se trata el indulto humanitario que él recibió. En las audiencias para implorar clemencia, se dejaba ver con una cánula nasal que hoy ya no se coloca. Ni entonces ni hoy ha mostrado voluntad alguna de pagar la reparación civil de 57 millones de soles que le debe al Estado. Ya en libertad, Fujimori logró desenterrar el viejo e infalible arbusto perenne de la familia de las euforbiáceas, conocido en estas tierras como la yuca. Así, deudor consumado con el fisco y excarcelado con más dudas que certezas, Alberto Fujimori se puso a hablar de política en el Tiktok y de pronto se le vio firmando su inscripción en el partido que fundó su hija. Acto seguido, el estratega con aspecto de panda lanzó el globo de ensayo de la candidatura presidencial del chino. Ipsos mordió el anzuelo y ya lo coloca en sus sondeos privados. Pero Fujimori no puede postular a nada. El artículo 34-A de la Constitución de 1993 dice que “están impedidas de postular a cargos de elección popular, las personas sobre quienes recaiga una sentencia condenatoria emitida en primera instancia, en calidad de autoras o cómplices, por la comisión de delito doloso”. El indulto te libera de la cárcel pero no borra la sentencia. Y si bien su cadera y la justicia chilena le pusieron freno, Fujimori tiene aún todo el espacio para burlar la ley. Él mismo dijo, apenas indultado, que Fuerza Popular patrocinaba a este gobierno hasta el 2026. Yuca para ti. Y es que, aquí, no pasa nada.
Ni corto ni perezoso, Pedro Castillo anuncia su afiliación a un partido político que aún no tiene inscripción formal. Castillo emuló a Fujimori ese 7 de diciembre. Hasta se copió extractos exactos del discurso aquel de 1992. Castillo tiene un costal de denuncias por corrupción. Pero tal es la filiación de Castillo con el fujimorismo, que fue gracias a Fuerza Popular su debut en los asuntos públicos. Del anonimato logró saltar a la fama en el 2017. Cuando Keiko Fujimori buscaba cualquier motivo para vacar a PPK por pura piconería. Fue entonces que supimos quién era ese lelo profesor que no quería evaluaciones ni meritocracia. El karma haría lo suyo cuatro años después. Pero si a alguien hay que culpar de la vistosidad de Castillo, y de su gobierno analfabeto, es al fujimorismo en su afán por cobrarle revancha a su octogenario vencedor de las elecciones del 2016. Y Keiko Fujimori lo sabe. Pero, aquí no pasa nada. Karma’s a bitch.
Alejandro Soto es cazado en su mentira. Un reportaje de ‘Cuarto poder’ revela su cercanía con la mujer que negó como Pedro negó a Jesús. Y todo con tal de librarse de una clara acusación de nepotismo. Contrató a Yeshira Peralta Salas, hermana de la madre de su hijo, y tuvo el cuajo de describir tal concepción como la de un choque y fuga. Todo con tal de librarse de una clara acusación de nepotismo, repito. Y como el reportero José Miguel Hidalgo lo puso en evidencia, desarmando la treta que lo ha mantenido inmune hasta ahora, Soto decide querellarlo. El mismo sujeto que ostenta el talento de entrevistarse a sí mismo, pretende ahora bombardear los principios rectores del periodismo de investigación. La visible y obvia cercanía de Soto con Lizbeth Peralta amerita que se vuelva a discutir su sanción por contratar a quien no debió. Pero estamos en el mundo al revés. Soto alega reglaje y utiliza las herramientas institucionales del Congreso para salvar el pellejo. El uso perverso de la cosa pública que nos bancamos usted y yo con nuestros impuestos. Y aquí tampoco pasa nada.
Las luces del aeropuerto de Tarapoto se apagan de la nada. Los pasajeros se quedan varados soportando el clima tropical de la ciudad sin ventanas que los oxigene. Gente de toda edad y clase social comparten un solo sentimiento, la indignación y la impotencia que ninguna aerolínea sabría aplacar. Porque la responsabilidad es de Córpac. Días atrás, el aeropuerto Jorge Chávez pasó por lo mismo con el mismo responsable. El jefe de Córpac testificó ante el Congreso que no descartaba un apagón similar. Córpac es el Petroperú de los cielos. El ministro Raúl Pérez Reyes mira las nubes cuando se piden castigos. El desprestigio ante el mundo es decisivamente brutal. En el aeropuerto de Lima se quejaron italianos, gringos y chilenos que requintaron contra el Perú, bueno fuese contra el ministro. El jefe de Córpac sigue de encargado como si nada, con lo de Tarapoto y todo. El Perú se ha vuelto un meme con todo este desmadre aeronáutico. Qué hup ni qué ocho cuartos. Pero aquí no pasa nada.
El ministro de Educación y la ministra de la Mujer coinciden en calificar las violaciones a menores de edad como prácticas culturales. La población awajún se enerva porque a sus niños y niñas se les ultraja con toda impunidad. La Fiscalía no tiene cámara Gesell ni médicos legistas. La UGEL que el ministro Morgan Quero seguro que ni supervisa, descarga argumentando que no tiene dinero para ir a las comunidades a investigar las graves denuncias. 190 ya prescribieron. Los depredadores disfrazados de profesores siguen dictando clases mientras buscan a sus siguientes víctimas. Pero lo que Quero nunca ha dicho es que la UGEL awajún sí tiene al menos 12 millones de soles para el alquiler de su local. Los profesores monstruosos que llegan a ser suspendidos se mudan de colegio y siguen enseñando; o mejor dicho, creando tácticas para desdichar la vida de lo que bien podríamos llamar el futuro del Perú. Y sí, aquí tampoco pasa nada.
Seguimos siendo el país del casi, de lo que pudo ser y no fue, la república de las estructurales derrotas; la economía podría estar mejor si tuviésemos idea hacia dónde vamos. La presidenta reaccionó diez horas después del sismo de esta semana. El despacho remoto terminó siendo una farsa. Y, así con todo, aquí no pasa nada.
Comenzó su carrera en 1999 en el equipo fundador del Canal N. Durante todo el año 2005, hizo reportajes de investigación para el programa Cuarto poder, de América Televisión. Entre 2006 y 2007, fue editor general de Terra TV, un canal de televisión por internet de Terra Networks. Desde octubre de 2018 a marzo del 2022, dirigió el programa diario Nada está dicho por el canal de pago RPP TV. Desde el 2 de mayo de 2022, regresó a Canal N para dirigir el programa de entrevistas de política y actualidad: Octavo mandamiento.