No estoy “en mis días”, estoy menstruando

Decir que menstruamos es revolucionario. Es ir contra un sistema patriarcal que censura lo que nos pasa a las mujeres y personas con útero durante casi 40 años de nuestras vidas.

“Andrés”, “la regla”, “estás en tus días”, “el periodo”. ¿Por qué nos cuesta tanto decir la palabra “menstruación”? Usar eufemismos para un acto tan natural como saludable solo perpetúa tabúes que ponen al ciclo menstrual como algo vergonzoso, que debe esconderse, que no debe nombrarse.

La menstruación, o la 'luna' como también la suelen llamar las brujas, es el proceso durante el cual el útero desprende su revestimiento y los restos del óvulo no fertilizado. Estos salen como sangre a través de la vagina durante la edad reproductiva y determinan el inicio del ciclo menstrual. Es también un acto en el que podemos comprender que la corporalidad siempre puede reescribirse, y un proceso en el que entendemos el ciclo de la vida: nacer y morir/morir y (re)nacer.

Recuerdo la primera vez que vi una mancha de sangre carmesí en mi ropa interior. Tenía 12 años y solo había escuchado que si estaba con “la regla” no podía hervir leche porque se iba a cortar. Tampoco podía bañarme porque si no, “me iba a volver loca” ni tenía permitido tocar las plantas de mi casa porque “se iban a marchitar”. Fue recién con los años que aprendí que todos estos eran mitos y que no tenía por qué tener vergüenza ni de menstruar ni de hablarlo con las amigas, que no siempre el menstruar debe doler, pero que eso varía de acuerdo a los cuerpos de quienes menstruamos.

El tabú social también se refleja en las políticas públicas estatales. Recién a fines de marzo del 2021 se publicó la ley n.º 31148, que promueve y garantiza el manejo de la higiene menstrual de niñas, adolescentes y mujeres vulnerables. El texto determina que tiene como objetivo “promover la implementación de acciones por parte del Estado y la sociedad que permitan contar con conocimientos adecuados, cambiar estigmas y prácticas desfavorables en torno a la menstruación”.

También indica en el artículo 3 que el Ministerio de Salud (Minsa), junto con el Ministerio de Educación (Minedu), debe establecer las directrices para abordar los temas de la gestión e higiene menstrual, desarrollar proyectos de sensibilización para concientizar sobre la importancia de esta y realizar actividades sobre la naturalización de la menstruación.

Un estudio del Banco Mundial estima que al menos 500 millones de personas menstruantes carecen de acceso a productos menstruales y ambientes dignos durante el periodo de la regla.

Al efectuar un pedido de acceso a la información al Minsa para conocer el estado del reglamento de esta ley, esta cartera respondió que la norma “no contiene un mandato referido a su reglamentación (por ser declarativa); en tal sentido, no resulta obligatorio que el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Salud, (realice) la elaboración y aprobación de un reglamento sobre dicha norma”.

Si bien en esta legislación no está explícitamente escrito que se requiere de una reglamentación, el tercer artículo de la ley determina que ambos ministerios deben crear las normas para tratar el tema de la higiene menstrual; mientras en el cuarto, que el Minsa queda facultado para crear el Observatorio de Gestión Menstrual.

Han pasado ya tres años desde la publicación de esta norma, pero aún no se evidencian avances para que las menstruantes en el Perú, sobre todo las más precarizadas y vulnerables, puedan gestionar su ciclo con dignidad. Es decir, que puedan contar con productos que absorban o recojan la sangre menstrual e instalaciones privadas de lavado que sean seguras.

En tanto, el Minsa respondió que “viene trabajando un documento técnico enfocado meramente en la prevención, atención y promoción de la salud en el manejo de higiene menstrual”. No indican fecha de publicación, tampoco mencionaron qué tan avanzado está este texto. ¿Tendremos las mujeres que esperar tres años más?

En tanto, en el Día de la Salud Menstrual decimos que sí, mujeres y diversidades con útero menstruamos una vez al mes; la sangre dentro de nosotras se derrama, cumpliendo un ciclo más de la vida. Decirlo es revolucionario, es ir contra un sistema patriarcal que censura lo que nos pasa a las personas con útero durante casi 40 años de nuestras vidas, tiempo en el que solemos llevar la menstruación con las redes de apoyo de mujeres y con la bajísima participación del Estado. Es hora de que esto empiece a cambiar.

Gloria Purizaca

Guarida de gorgonas

Editora de género en Grupo La República y periodista de datos e investigación. Bachiller en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y diplomada en Estudios de Género y Feminismos por la Universidad de Buenos Aires.