La violencia no es el camino

El ataque desatado contra el abogado Humberto Abanto no es la respuesta.

Es tal el descontrol de las emociones y el manejo nefando de la comunicación estatal en este periodo de crisis —al que se suma el Rolexgate—, que se desatan ataques inadmisibles, como el ocurrido contra el abogado defensor de Wilfredo Oscorima, Humberto Abanto, quien fue agredido físicamente a la salida de la Fiscalía de la Nación.

Zarandeado, atacado con tierra en los ojos y otras agresiones verbales, Abanto tuvo que protegerse a sí mismo escapando del cerco humano, sin que nadie le garantizase una seguridad mínima.

Esta situación límite muestra el grado de deterioro que ha provocado la extraña relación del gobernador regional de Ayacucho y la mandataria Dina Boluarte, así como los “préstamos” de valiosas joyas, que fueron primero negadas, luego admitidas en parte y que terminan convirtiéndose en un verdadero laberinto, en el que ambos están cada vez más perdidos.

La práctica ilegal de los inadaptados de ‘La Resistencia’, y que es alimentada por los partidos integrantes de la coalición autoritaria gobernante, ahora tiene su correlato en la otra orilla, que copia las malas formas, la agresividad y la violencia de los otros.

Es necesario señalar que son inaceptables estos ataques contra quienes piensan distinto, vengan de donde vengan. Abanto es, sin lugar a dudas, un representante fiel de la ideología y la práctica que impregnan al fujimorismo y sus socios. Pero no es motivo para convertirlo en la cabeza de turco, para así cebar en él las protestas.

Si la mandataria y el gobernador siguen alimentando la crisis política con sus silencios cómplices, sus trucos y sinuosidades, deben saber que el hartazgo de los ciudadanos frente a este embrollo de joyas, relojes y dinero del Estado en el intercambio de favores crece y, al mismo tiempo, se incrementa el rechazo.

No se puede permitir que la situación se desborde. No le conviene a ningún grupo político que se reclame democrático. Así como exigimos que se atrape a los delincuentes que forman parte de esa gavilla que se hace llamar ‘La Resistencia’ y otros grupos similares, reclamamos a los ciudadanos que no caigan en provocaciones ni tampoco recurran a la agresión. Es un momento extremo con una crisis sin salida por falta de acción y definición desde el Ejecutivo y el Congreso, pero el desgobierno y la anomia no son el camino.

La República

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