La urgencia de financiar acciones para el clima, por Adriana Urrutia y Gabriel Carrasco

“La magnitud de los eventos climáticos extremos hace que se requiera acelerar la capacidad de prevenir y actuar”.

Para poder tomar acción frente al cambio climático, los países necesitan financiar sus acciones de adaptación y mitigación, pero la brecha de financiamiento para la adaptación es cada vez más grande. Según el informe sobre la brecha de adaptación 2023 del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, publicado en 2023, uno de los principales retos que el mundo enfrenta es la falta de inversión y planificación para adaptarse frente al cambio climático. En el año más caliente de la era posindustrial, se estima que el déficit de financiamiento público para las acciones de adaptación es entre 194.000 y 366.000 millones de dólares, una cifra que va en aumento. Con la magnitud de la actual crisis climática, se necesita al menos el doble de financiamiento público internacional actual para poder tomar acción en los países menos desarrollados.

La magnitud de los eventos climáticos extremos hace que se requiera acelerar la capacidad de prevenir y actuar. La naturaleza en cascada de los eventos climáticos genera un efecto amplificador cada vez que incrementa cada fracción de grado. Las inversiones que se hagan hoy deberían permitir que sea posible anticiparse a las consecuencias de la crisis climática. El acuerdo de Paris, firmado por los 193 países integrantes de las Naciones Unidas y la Unión Europea, trazó la meta para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero para que la temperatura no aumente más de 2 °C. Pero los planes actuales de los países nos estarían llevando a un incremento de 2.4 °C a 2.6 °C para finales de siglo.

La principal herramienta para estimar las capacidades reales de acción frente al cambio climático a nivel internacional son las contribuciones determinadas a nivel Nacional (NDC), planes en los que los países detallan acciones y financiamiento para llegar a la meta trazada. Si bien 5 de cada 6 países cuentan con algún tipo de herramienta de política para la adaptación, 25% ha adoptado herramientas legales que requieren planificación y, en países particularmente vulnerables frente al cambio climático, 15% (29 países) no dispone de un instrumento que permita planificar. Por otro lado, las capacidades de financiamiento internacional se han visto afectadas por fondos que se han destinado a otros eventos excepcionales, como la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania.

Para cerrar la brecha de financiamiento, las Naciones Unidas proponen una estrategia multinivel que permita la participación de diferentes actores para lograr: 1) promover financiamiento público internacional de la adaptación, 2) cubrir el gasto nacional en adaptación y 3) la participación del sector privado en el financiamiento para la adaptación. 

Es crucial poder cerrar esta brecha, lo que permitirá mitigar y prevenir consecuencias sobre la salud. Toda inversión que se haga hoy podrá permitir que en los países más vulnerables se reduzca la exposición de la población a factores de riesgo.