Como lo hemos dicho varias veces en esta pandemia, los procesos patológicos se producen por la interacción de tres componentes: agente, huésped y ambiente. Cada componente tiene características variadas que influyen en el estado de salud-enfermedad. Resulta de interés para las personas tener presente que existen agentes vivos conocidos como microbiota, agentes que influyen en el huésped.
La microbiota está compuesta por bacterias, arqueas, virus, hongos y parásitos; algunos son comensales, otros simbióticos y el resto son patógenos. Estos agentes están en el medio externo y se ponen en contacto con el huésped a través de la piel y mucosas, localizándose en ojos, cavidad respiratoria, boca, genitales o ingresan al organismo por el aparato digestivo. En este aparato puede haber más de 100 billones de microorganismos.
Lo que preocupa a investigadores y médicos es comprobar si es verdad que la dieta influye sobre el microbiota intestinal y esta se relaciona con la salud-enfermedad del huésped (Dieta…Microbiota…S-E). Hay investigaciones que informan con fundamento que existe relación entre la microbiota con diversas enfermedades, por ejemplos dolencias inmunes, reumáticas, de piel, neurológicas, etc.
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Hace poco, tuve la oportunidad de revisar una tesis de bachiller, de un familiar en España, titulada Conexión entre dieta, microbiota y salud cardiovascular. Diversos trabajos de investigación muestran esta relación entre la calidad de la dieta con el tipo de microbiota intestinal y la presencia de enfermedades cardiovasculares, como ateroesclerosis. En la mencionada tesis (plan piloto) se corroboró la hipótesis .
Tiene importancia señalar las funciones que cumple el microbiota intestinal, siendo las principales las siguientes: forman una barrera protectora contra el ingreso de bacterias patógenas, producen metabolitos nutrientes entre los cuales están las vitaminas K y complejo B, ayuda en la eliminación de las células endoteliales viejas del colon y cumple función inmunitaria local y sistémica.
De igual forma es conveniente enfatizar el rol que desempeña la dieta en el mantenimiento de la flora intestinal. Una dieta saludable permite mantener en equilibrio a los nutrientes, para ello consumir vegetales con fibra y frutos secos, restringir o evitar sustancias azucaradas o excesivas en grasa e irritantes de la mucosa digestiva. Es decir, como se decía desde Hipócrates, “que el alimento sea tu medicina”.
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Una persona sana suele tener microbiota intestinal en cantidad y calidad equilibradas, funcionalmente estables. Contrariamente, factores internos, como padecer una enfermedad, o externos como dieta no saludable o recibir antibióticos, conducen a la alteración de la microbiota; este proceso se conoce como disbiosis. Si los factores dañinos son de corto tiempo, la disbiosis se corrige también en forma rápida, lo que no sucede cuando los efectos son duraderos.
Billones de microorganismos producen metabolitos que ingresan al torrente sanguíneo, llegando a tejidos, causando interacción con los diversos órganos. Por otro lado, estómago e intestino son muy grandes y tienen inervación que ocupa a muchas neuronas de fibras largas, logrando cierta autonomía (sistema nervioso entérico). Incluso el estrés influye en el microbiota intestinal, razón por la cual algunos autores denominan segundo cerebro al intestino, tema que debe estudiarse.
Médico especialista en Medicina Interna y especialista en Reumatología. Magíster y doctor en Medicina, por la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Profesor de Escuela de Posgrado y Past decano de la Facultad de Medicina de la U. Nacional de Trujillo. Cultiva las áreas de educación universitaria y filosofía de la ciencia.