Reconocer lo que sabes y darte el tiempo para aprender lo que no, es un buen método para construir un relato. Me he pasado la vida admirando paisajes y saberes, vinculándome con mi país a través de la gente. Desde que conocí al profesor Walter Velásquez, protagonista de mi primera película documental Misión Kipi, he aprendido de su talento y de esa capacidad de adaptarse a las situaciones sin perder el ánimo ni la creatividad.
Durante la pandemia, ante la distancia y la falta de conectividad, creó una robot y la llamó Kipi. Ella, la niña robot, se convirtió en su asistente, llevando a las comunidades no solo aprendizajes, sino también mucha alegría. Las imágenes de su peregrinaje educativo fueron tan potentes que decidí hacer mía la historia y buscar la manera de contarla con la ayuda del propio personaje y de las comunidades amigas de Colcabamba (Tayacaja, Huancavelica).
La señal de que iba por buen camino fue recordar mis apegos por esta tierra. La visité por primera vez en el 2004. Iba con el equipo de mi programa Costumbres a registrar el aniversario del pueblo y allí fue donde supe el significado del Viga wantuy, una antigua tradición de traer troncos del bosque, previo pago a la naturaleza, y armar altares en las 4 esquinas de la plaza.
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Allí, ese mismo año, descubrí además lo que es la reciprocidad y el cariño de las mujeres luchadoras del centro poblado Los Nogales. Nos hicimos amigas. Incluso, juntas, organizamos el taller vivencial ‘Viaje a las costumbres’: viajeras y viajeros de Lima se unían a nosotros para conocer ese Perú tan natural y especialmente acogedor.
La convivencia y el acto de reciprocidad que se ha fortalecido, ha permitido construir algo en conjunto. Cada colaboración ha sido tan importante y tan abrigadora que la película les pertenece. Mi comadre ha compuesto una de las piezas musicales de Misión Kipi y mi compadre nos ha abierto las puertas de su Radio Láser para componer una escena con mi ahijada, el profesor Walter y Kipi.
Comunicadora Social. Creadora del programa de televisión Costumbres. Personalidad Meritoria de la Cultura desde el 2015.