Yo me quedo, por todas esas cosas..., por Augusto Álvarez Rodrich

"Para haber empezado diciendo que “lo que les voy a presentar no es un tradicional discurso”, el que pronunció la presidenta Dina Boluarte fue muy tradicional, siendo lo más destacado lo más previsible: que el adelanto electoral no está en su agenda".

Para haber empezado diciendo que “lo que les voy a presentar no es un tradicional discurso”, el que pronunció la presidenta Dina Boluarte fue muy tradicional, siendo lo más destacado lo más previsible: que el adelanto electoral no está en su agenda (ni en la del Congreso ante el que se presentó ayer).

Eso no quiere necesariamente decir que haya sido un mal discurso, sino que fue ‘cumplidor’ y sin ninguna sorpresa, muy alineado con el objetivo estratégico de reforzar la sensación de estabilidad política —de baja intensidad, pero estabilidad, al fin y al cabo— que ayuda al gobierno a durar hasta el 2026, en coincidencia con el Congreso.

Empezó cargando la culpa de la situación actual al gobierno de Pedro Castillo por su inequívoca ineficiencia, corrupción, antagonismo y golpismo, aunque obviando algún mea culpa por haber integrado esa administración.

Lo destacado fue su mensaje a los deudos de los fallecidos —civiles, policías y militares— en la convulsión social: “Con profunda y dolorosa consternación, pido perdón, en nombre del Estado”, aunque sin reconocimiento de responsabilidad, pero señalando que “no habrá impunidad para nadie”, que se cooperará con el Ministerio Público y que el “gobierno cumplirá las recomendaciones de la CIDH”.

Tras lo cual propuso un pacto de reconciliación por la vida, la paz, la justicia, y la igualdad, en el marco de reiterados llamados al diálogo en distintas instancias como el Acuerdo Nacional, el Consejo Nacional del Trabajo para elevar el sueldo mínimo, o el Congreso para debatir reformas como la bicameralidad o los distritos uninominales.

Pero lo medular del demasiado extenso discurso estuvo en el planteamiento de medidas en los temas de mayor preocupación de la ciudadanía: seguridad (para lo cual pidió facultades legislativas al congreso, además de en varios otros rubros); recuperación económica mediante impulso a la inversión; salud y educación (salvo la superior y Sunedu, para eludir referencias a los negocios de sus socios políticos).

Un mensaje, en síntesis, muy largo pero cumplidor, con poca autocrítica pero estratégicamente pensado con el objetivo de no generar sobresaltos para salir cantando, como Pablo Milanés, ‘yo me quedo, por todas esas cosas...’.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.