La difícil construcción de la patria, por Marisa Glave

“Hoy, que celebramos un año más de nuestro aniversario patrio, recordemos el objetivo inicial de la República. Luchemos por la ciudadanía plena y exijamos con firmeza el adelanto de elecciones”.

Hoy celebramos un año más de la declaración de independencia de 1821. Esa declaración requirió, antes de ella y aun años después, de la entrega de mujeres y hombres que dejaron la vida en las sublevaciones de Huánuco, Tacna, Cusco y luego en las guerras de Junín y Ayacucho. Decirnos independientes no fue tarea fácil.

El objetivo, que a veces olvidamos, no era solo ser “independientes” de España. El objetivo era crear una República donde podamos ser ciudadanos libres e iguales, donde tomar decisiones en conjunto sobre el devenir de nuestra patria. Las restricciones a la ciudadanía, a quienes podían ejercerla y quienes no, fue parte de un debate posterior que, lejos de ampliar el universo de la ciudadanía, lo restringió.

La República Aristocrática, haciendo honor a su nombre, excluye finalmente a los analfabetos, mayoritariamente indígenas, del derecho al voto que tenían, aunque indirecto, al inicio de la República y confirma la exclusión de las mujeres. Se constituye un régimen basado en la desigualdad y también centralista, pues el sector considerado ciudadano se concentra en la capital y en algunas pocas grandes ciudades. El campo, el mundo rural, el mundo popular urbano y las mujeres quedamos fuera de la ciudadanía.

Hace menos de 50 años que rompimos formalmente este dique y conquistamos la ciudadanía plena. Analfabetos, mujeres y hombres de todos los rincones de la patria podíamos votar, elegir y ser elegidos. Pero esta conquista está en riesgo permanente, busca ser socavada desde el poder de manera reiterada.

La herencia aristocrática, que busca restringir la ciudadanía, revive cada cierto tiempo en el país. En esta coyuntura vuelve a mostrarse con nitidez cuando vemos la manera violenta con que las fuerzas del orden reprimen las protestas en las regiones y cuando sus delegaciones llegan a la capital. Se rechaza la posibilidad de una demanda política, se les reconoce únicamente demandas sociales. No pueden pedir el cambio de autoridades, no pueden pedir ejercer su derecho ciudadano al voto para definir quién se sienta en el sillón presidencial.

Desde el inicio del gobierno de Boluarte más de 60 compatriotas han muerto. La gran mayoría son peruanos nacidos en el sur andino, probablemente descendientes de quienes fueron excluidos de la ciudadanía en el devenir de nuestra República.

Hoy, que celebramos un año más de nuestro aniversario patrio, recordemos el objetivo inicial de la República. Luchemos por la ciudadanía plena y exijamos con firmeza el adelanto de elecciones. Que la decisión de quien nos gobierna sea de la ciudadanía en las urnas y no de una componenda en las alturas.

Felices Fiestas Patrias.

Marisa Glave

Desde la raíz

Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.