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Movilizaciones como cancha, por Mirko Lauer

“La frase según la cual ha habido protestas que son legítimas y otras que no, es engañosa. Si los movilizados no pueden depurar sus filas, terminan siendo un peligro, incluso para ellos mismos”.

Movilizaciones opositoras radicales en torno al próximo 19. Para tener verdadero éxito tendrían que superar el número de participantes, extensión, violencia y víctimas a las iniciadas en diciembre del año pasado. Pero este del 2023 no es el mismo clima. La política no parece estar en las calles sino en el Congreso.

Sin embargo, algunos sectores quieren aprovechar las movilizaciones antes de que se realicen. Una dirigente senderista les da instrucciones para “tomar Lima”, y es una figura ultra más que utiliza la expresión sin saber qué significa. Algunos en la derecha lamentan la amenaza como si ella ya se hubiera concretado.

Hay algunas cosas a tomar en cuenta. La protesta pasada no derrocó a Dina Boluarte ni liquidó al Congreso. No mejoró la situación política o legal de Pedro Castillo. No creó un núcleo opositor radical. Ni alentó el deseo de nueva Constitución entre la ciudadanía. Lo único que hizo esa protesta fue trasladar esperanzas a una nueva protesta.

El 19 de julio fue elegido también como evocación del eficaz y célebre paro nacional de 1977. Pero hay varias cosas que aprender allí. Primero que el éxito fue resultado de una unidad, y de mucho más planeamiento del que hemos visto ahora en el 2022-2023. Segundo que la ideología radical no tenía la fuerte competencia que tiene hoy.

Como el paro funcionó tan bien, entonces vino una secuela de paros imitadores, ninguno de los cuales pasó a la historia. Algo parecido probablemente va a suceder ahora, en la urgencia por repetir diciembre del 2022. Hay dirigentes que necesitan movilizaciones, de cualquier tamaño, aun sin peso como el primigenio.

Para los sectores senderistas o cercanos a ellos, las movilizaciones de estos tiempos son vistas como oportunidades para progresar en la marcha hacia una imagen de legalidad. Esa ha sido la estrategia de utilización de Castillo, desde muy antes del 2021. Para eso hay tontos útiles por todas partes.

La frase según la cual ha habido protestas que son legítimas y otras que no, es engañosa. Si los movilizados no pueden depurar sus filas, terminan siendo un peligro, incluso para ellos mismos. Solo hay protestas legítimas, y son las que se llevan adelante con energía, pero pacíficamente. Lo demás debería llevar otro nombre.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).