¿Cuál es la solución para tener un buen congreso de la república? ¿Tiene solución? O, ya nos acostumbramos a la mediocridad, a lo mismo de siempre.
Alguien puede creer que, con la bicameralidad, este parlamento sería mejor. El problema no es de instituciones, es de institucionalidad. Ese es el problema nacional. No es de locales, es de buenas prácticas. Tampoco de títulos, si no de texto.
La teoría está negada para el Perú. Como la democracia. La Universidad Católica de Arequipa ha convocado a un concurso escolar “Los jóvenes y la democracia que queremos”. Interesante, en la medida que será oportuno conocer si ellos también ya están infectados del acostumbramiento a lo mediocre.
En eso consiste la herencia en el país: heredamos a los muchachos el pensamiento mediocre, desde el colegio, castramos su imaginación, su libertad; les prohibimos elegirse, ser acaso como ellos quieren. Los uniformamos mentalmente: no hagas esto, no creas en aquello; incluso antes de que puedan intentarlo.
Desde la primera escuela, que se supone es la familia, los padres queman las ilusiones, qué cruel decirlo. Es cierto que un niño es una semipersona, pero con qué derecho los formateamos para que sean como nosotros, cómo puede ser que configuremos su ambición, sus anhelos, sus sueños.
Los teorizamos en los cánones que creemos son los que los harán “buenas personas”, aunque lamento afirmarlo, tal vez eso no está en los planes familiares. El éxito, hoy, se mide en plata contante y sonante. Qué lástima.
Por eso vuelvo a la institucionalidad. A lo que tenemos metido en la cabeza. Nosotros, los mayores, los adultos. A nuestras ideas sobre el porvenir. Entonces, ya sabemos por qué, nunca funcionará la bicameralidad en este país.
Columnista invitado. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.