Trump en el banquillo, por Mirko Lauer
"El silencio comprado por esa suma habría sido clave para las elecciones del 2016. Con esta acusación Trump empieza una nueva etapa de su vida política".

En las fotos de las últimas horas aparece bastante envejecido. El Gran Jurado de Nueva York acaba de acusar a Donald Trump de soborno a la actriz porno Stormy Daniels, al son de US$130,000. El silencio comprado por esa suma habría sido clave para las elecciones del 2016. Con esta acusación Trump empieza una nueva etapa de su vida política.
Si bien Trump lo considera un agravio a los EE. UU. en conjunto, y se habla de que sus seguidores van a protestar, la acusación hasta el momento no ha producido mayores olas. Es posible que esto marque el fin de la carrera de Trump hacia la candidatura republicana en el 2024. Al menos así piensa una docena de aspirantes, encabezados quizás por Ron De Santis.
Así terminaría una racha ganadora de la extrema derecha, que comenzó con el propio Trump hace siete años, siguió con el avance de esas posiciones en varios países de la Unión Europea, y tuvo su momento más cercano con el reich de Jair Bolsonaro en Brasil. Suponemos que para Daniels empieza un relanzamiento de sus actividades.
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Pero hay un efecto Trump que demorará en partir. El Partido Republicano se ha derechizado aún más de lo que estaba y eso se ha propagado por todo el sistema político de los EE. UU. Se habla de una crisis de debilitamiento en la democracia estadounidense, con los intereses políticos de grupo empezando a pesar más que las instituciones.
¿Qué tan serio es, legalmente hablando, lo cometido por Trump en este caso? Al comienzo de su carrera hacia la presidencia se pensó que la confesión de relaciones escabrosas con mujeres afectaría mucho al candidato. Pero los sobornos están mucho más arriba en la lista de culpas que las groserías machistas que llenaban a Trump de orgullo.
Tal vez Pedro Castillo haya notado el paralelismo con Trump, y hasta le haya gustado: ambos propiciaron una situación golpista, y ambos fracasaron en ella. Pero hay diferencias: Castillo fue víctima de acusaciones de fraude carentes de sustancia, mientras que Trump se dedicó a lanzarlas, y lo sigue haciendo.
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Así, a Trump le puede terminar tocando el dudoso honor de ser el primer presidente que vaya a la cárcel en su país. Perú, ejemplo del primer mundo.






