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Opinión

Un lugar en la memoria

Sospechoso cierre del LUM cuando se iba a presentar el informe anual de Amnistía Internacional.

Por un sospechoso cierre del LUM, por razones de carácter más bien administrativo, el informe anual de Amnistía Internacional sobre violación de derechos humanos en el Perú tuvo que presentarse en otra sede, pese a que la convocatoria original era para llevarse a cabo en el Lugar de la Memoria.

Las autoridades del distrito de Miraflores encontraron que había vencido el certificado de seguridad de edificaciones y procedieron al cierre temporal. El Ministerio de Cultura recién en horas de la tarde puso en conocimiento de la ciudadanía que las razones que se señalaron para proceder al cierre temporal del Lugar de la Memoria serán prontamente subsanadas y se mantendrá el espacio público para los fines con los que se abrió la enorme y moderna edificación: propiciar el diálogo y la tolerancia para generar la inclusión social.

El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) fue un aporte de países amigos, en especial Alemania, para que los peruanos tuvieran un espacio para destinarlo a la reflexión y el recuerdo de los años de grave peligro que vivió nuestro país durante la violencia política y la demencia terrorista.

En estos momentos existe un serio peligro de que se pretenda reducir el espacio público para evitar la protesta y la crítica. Esta actitud antidemocrática por parte de las autoridades del Gobierno se ha denunciado en los informes y evaluaciones que se han practicado en instituciones internacionales como la propia Amnistía Internacional. Para acallar la protesta, se ha pretendido recortar la capacidad de movilización y de locación de los ciudadanos.

Se ha ordenado desde el municipio de Lima y también del de Miraflores, por ejemplo, impedir la realización de marchas y protestas de la población, declarando la intangibilidad de las áreas públicas. El bloqueo municipal contra el LUM el día en que se iba a emitir el informe de Amnistía, que ya en anterior oportunidad señaló claramente que el Gobierno peruano es responsable de crímenes extrajudiciales y ha pedido una severa investigación independiente para dar con los responsables, se inscribe en esa voluntad de borrar la memoria.

Finalmente, como era de esperarse, el informe de Amnistía se hizo público y causó el impacto necesario. Negarle un espacio público para su presentación solo acentuó su importancia e hizo crecer su credibilidad.