Por: Ramiro Escobar
Inundaciones profusas, olas de calor inusuales, sequías interminables, heladas fuera de tiempo, derretimiento glaciar a velocidad crucero. Ciclones allí donde casi no se presentaban. Yaku, El Niño Costero, El Niño Global… ¿Hace falta hacer una lista más larga para poner, en clamorosa evidencia, que el clima del planeta ha entrado en trompo y nunca más será el mismo?
En esta columna hemos insistido, machaconamente si quieren, sobre la importancia de asumir que el cambio climático YA es una emergencia. Y hemos lamentado la desidia con la que varias autoridades peruanas tratan el problema. Como si fuera un asunto secundario, irrelevante, prescindible. Como dije ya en otra publicación, no parece un tema sexy, ni urgente, ni esencial.
La Cancillería, el Minam y otras entidades hacen su valioso trabajo. Pero ¿quién tiene un liderazgo político fuerte sobre este problema? ¿Qué presidente, qué parlamentario, qué líder de las manifestaciones pone con fuerza esa pelota sobre la cancha? Aceptémoslo: en ese territorio fundamental estamos rezagados, aún desubicados, fuera de foco global y climático.
En la comunidad mundial, y en la academia, ya se habla del ‘Antropoceno’, un término acuñado por el Premio Nobel de Química Paul Crutzen, la era en la cual es el hombre, no la propia dinámica natural, el que provoca cambios físicos y biológicos en el planeta. El antropólogo francés Bruno Latour lo llama ‘El Nuevo Régimen Climático’, un tiempo de cambio ya irreversible.
También se puede nombrar a lo que nos ocurre, como me sugiere una amiga alarmada por el tema, ‘la nueva realidad climática’. Y, sin embargo, acá podemos llegar a decir —como hizo hace poco el exgobernador de Ica— que “el clima del Perú es muy predecible”. Podemos ningunear la última COP 27 a nivel mediático y político. Podemos hablar solo de crecimiento económico. No está en nuestro radar político.
Pruebas al canto dramático de los desastres: acaba de salir un Informe Síntesis del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), donde se afirma que se incrementarán “olas de calor, fuertes precipitaciones, sequías y ciclones tropicales”. Y ninguna alta autoridad ha asociado eso con lo que nos pasa.
Es más: en otro informe, se habla específicamente de la costa sudamericana. El mapa del Perú allí aparece en rojo. Pero no, no es suficiente, no parece un tema de agenda. A pesar de que estamos, precisamente, perdiendo dinero y vidas humanas por nuestra contumaz inconsciencia de cómo avanza el fenómeno. En la sociedad y en quienes toman las decisiones cruciales.
Antonio Guterres, el secretario general de la ONU, ha dicho que estamos frente a una “bomba de tiempo climática”. Pero que se puede enfrentar si se toman valientes e inteligentes medidas de mitigación y adaptación. De modo que es tiempo de rebobinar y cambiar el chip. La ‘nueva normalidad’ no ha llegado por la vía de un virus, sino gracias al patógeno humano.
Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.