No hay duda de que la democracia peruana tiene debilidades muy profundas, pero se debe tener cuidado con las propuestas para reemplazarla por otra supuestamente superior que solo la empeoraría.
Yaku está cambiando la agenda nacional dominada por una protesta político-social que ya va languideciendo en casi todo el país con excepción de algunas zonas de Puno convertidas en el último bastión de la resistencia a la presidencia de Dina Boluarte, sin perjuicio del elevado y amplio rechazo que esta tiene en todo el Perú.
Exigen la renuncia inmediata de Boluarte, ya no demandan la liberación de Pedro Castillo —por su cada vez más consolidada imagen de inepto, corrupto y golpista—, y proponen como demanda principal de la protesta que ‘esta democracia ya no es democracia’.
La protesta asume que con Castillo sí había democracia, seguramente por una empatía emocional en las zonas andinas por su origen, a pesar de que este no ofreció ninguna evidencia de respeto y apego a las reglas de la democracia, siendo la mayor expresión su intento de realizar un golpe de estado.
¿O existen en el Perú distintas maneras de entender qué es democracia? Por ejemplo, que la libertad de expresión se condicione a que la población está de acuerdo con sus contenidos.
La democracia peruana tiene deficiencias muy graves vinculadas a su dificultad para ofrecer condiciones de vida satisfactorias para sus ciudadanos, lo cual explica que, en términos relativos, en la región esté tan mal considerada. Y no es coincidencia que las zonas del sur andino donde se concentra la protesta sean espacios de amplia pobreza, además de discriminación.
El sustento central de la protesta es ese, y su solución no pasa por nuevas constituciones que creen nuevos derechos o una nueva democracia, sino, principalmente, por mejor gestión pública y menos corrupción, es decir, todo lo que no ofreció Pedro Castillo.
Pero en el camino aparecen varios oportunistas intelectuales que proponen, en vez de más democracia, mayores limitaciones a la misma.
El Perú requiere hoy una democracia que funcione bien para la gente, dándoles confianza a los ciudadanos, no limitando sus derechos.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.