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Asamblea constituyente en ristre, por René Gastelumendi

"¿Qué se le ofrece a los peruanos y peruanas en una asamblea constituyente? La respuesta no es otra cosa que imprimir en papel un idealismo tan o más imposible como el que ya está escrito".

Si ya, en general, nuestro voto en las elecciones presidenciales es tan emotivo, más emotivo aún porque propicia la emotividad, las pulsiones, es someternos a un referéndum por una asamblea constituyente. Me explico: ¿Qué cree la gente que va a pasar con una asamblea constituyente?

O, más bien, ¿qué se le ofrece a los peruanos y peruanas en una asamblea constituyente? La respuesta no es otra cosa que imprimir en papel un idealismo tan o más imposible como el que ya está escrito, con la utópica idea de que, mágicamente, una vez plasmada la nueva Constitución, con la mayor cantidad de organizaciones sociales posible, la realidad se transformará.

Eso es lo que ofrece tal demagogia, solucionar el viejo conflicto filosófico entre el empirismo y racionalismo: un país en donde todos tendremos las mismas oportunidades, todos seremos “iguales”, nadie será pobre, todos tendremos acceso a la salud y educación, no solo de manera gratuita, sino que, además, estos servicios serán de primera calidad, ya no habrá corrupción, todos tendremos trabajo, las empresas pagarán más impuestos, ya no habrá crimen, no habrá abusos, no habrá racismo, injusticias, etc, etc.

Emocionalmente imbatible, ¿no?, porque nadie habla del problema medular: la gestión. Me temo, sin embargo, que tal demagogia esconde la verdadera motivación detrás de quienes en verdad saben lo que significa y las implicancias de una mágica “asamblea constituyente”: borrar la huella de Alberto Fujimori, anular su nombre. Para ello se recurre a su origen evidentemente golpista, como muchas constituciones del mundo.

Esto, a pesar de que luego hubo un Congreso Constituyente Democrático legitimado en las urnas.

Es decir, lo vemos todas las elecciones: derrotar al fujimorismo, borrarlo de la historia del Perú. Consumar una venganza. Por ello es que no se aceptan cambios, aún profundos y participativos, incluyendo el capítulo económico, a la Constitución vigente, con las reglas actuales, pues quieren refundar, borrar, anular.

Otra razón detrás de ese “país mejor” que de lo escrito pasaría a la realidad es abrir una ventana para la aplicación de una receta de permanencia en el poder, irónicamente diseñada por Alberto Fujimori, pero explotada al máximo por Hugo Chávez y Evo Morales como una franquicia exportable que nos puede reventar en la cara.

Lo que intentan es desprestigiar a la democracia representativa de unas nuevas elecciones, que sería la solución kantiana a este conflicto porque es una síntesis entre las dos posturas: la de rechazo y la de exigencia, para eso votamos; en cada elección tenemos un poder constituyente.

René Gastelumendi

Extremo centro

René Gastelumendi. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.