Premiercito no muy tonto y mentirosón

Embate del gobierno contra la libertad de expresión.

Un rasgo del premier Aníbal Torres es su demostrada y entusiasta vocación por la falsedad manifestada en lanzar discursos con proclamas democráticas que suenan muy bien salvo por no tener la menor correspondencia con lo que hacen, en la práctica, él y su gobierno.

El martes, en el Congreso, Torres se llenó la boca hablando de la importancia que, supuestamente, tendría la mujer para el gobierno, cuando él mismo les resta relevancia a las agresiones realizadas por integrantes del gabinete que preside; no tuvo problema con formar parte de uno en el que la cabeza era un misógino; y le interesa un pepino que la paridad de género sea hoy un concepto escandalosamente ausente.

Otro ejemplo: sus arengas sobre respeto a la institucionalidad y lucha anticorrupción son ridículas cuando él hizo destituir al procurador general del Estado como represalia por investigar al presidente Pedro Castillo –de quien es encubridor–, al igual que a la jefa del INPE para pagar favores políticos en los penales, o manejó el Minjus como su chacra, como lo denunció un viceministro del sector. Todos motivos por los que ha sido denunciado ante ética del Colegio de Abogados de Lima.

Pero quizá sea con relación al respeto a la libertad de expresión donde chirría más lo que dice frente a lo que hace. Ayer, en RPP, el premier manifestó su “repudio” a las agresiones sufridas por reporteros en las inmediaciones del Congreso por parte de grupos radicales de Perú Libre que se comportan igual que La Resistencia de la DBA.

Sin embargo, eso parece consecuencia de la prédica de él y su gobierno contra la prensa. Innumerables veces Torres ha lanzado agravios contra el periodismo, al que considera enemigo. Hoy en día la falta de transparencia del gobierno para el acceso a la información es incomparable, al igual que la dificultad para acercarse a una autoridad para recoger su opinión y no ser golpeado en el intento. El gobierno promueve hordas de trols en las redes. Y el premier maneja el presupuesto público en rubros como la publicidad como si fuera su chequera, para fines políticos particulares, lo cual es un delito.

Como le gusta decir a los periodistas, Torres demuestra ser un premiercito no muy tonto, pero sí, mentirosón.

La República

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