¿A qué velocidad debe crecer la economía para satisfacer las necesidades de nuestra gente? La respuesta pasa por la identificación de los sectores más capaces de arrastrar al conjunto de la economía hacia mayores niveles de producción, consumo y en general de gasto agregado.
De lo que se trata es asignar recursos a los sectores o actividades más dinámicas para multiplicar variables claves como el empleo y los salarios, el consumo y los ingresos, la producción y la productividad, en suma, para darle velocidad a la demanda y el gasto agregados pospandemia.
Para el diseño de los escenarios la herramienta básica en los gabinetes de planeamiento es la matriz insumo producto. Esta describe las relaciones entre sectores, eslabonamientos y articulaciones, las cadenas de valor.
Esta herramienta (MIP) es fundamental para la contabilidad nacional y el planeamiento. Proviene de los trabajos de Wassily Leontief (la estructura económica de la industria americana). Desde entonces el enfoque se ha enriquecido con los aportes de H. B. Chenery y T. Watanabe, A. O. Hirshman, el gran maestro, el indio B. R. Hazari, Perroux, De Bernis, Malinvaud en Francia, Porter y los clusters, los reportes sobre cadenas de suministro globales, Cepal Santiago, Ceplan, Cites.
¿Cómo identificar sectores más dinámicos? Hay sectores y actividades de la MIP que son abastecedoras de bienes y servicios y otras que son insumidoras, cuyo perfil varía según la cantidad e intensidad de las conexiones o eslabonamientos que generan y polarizan en la MIP. Entonces, ¿cómo clasificarlos? Será con base en su capacidad de fortalecer los encadenamientos productivos. Y de acelerar toda la economía. O también por la rapidez con que dinamizan la actividad económica sectorial o regional al linkearse con multiplicadores de valor.
El índice de Rasmussen y Fischman toma en cuenta las características propias de los sectores y las interrelaciones de la tabla insumo producto, y los categoriza en:
i) Sectores claves, aquellos que demandan muchos insumos y sus productos tienen alta demanda.
ii) Sectores impulsores, que demandan muchos insumos, pero sus productos tienen baja demanda.
iii) Sectores impulsados, que demandan pocos insumos, pero sus productos tienen alta demanda.
iv) Sectores independientes, aquellos que demandan menos insumos y sus productos tienen baja demanda.
Cuando pesan más los sectores claves e impulsores, la actividad económica eslabonada se dinamizará más rápido. Por esa velocidad devienen en estratégicos para los formadores de políticas. Según la evidencia empírica, los sectores con mayor encadenamiento constituyen el chasis de los circuitos productivos de cada país, ámbito espacial o territorial incluidos. Así lo aplicó Le Chau en el norte peruano o Epifanio Baca en la región inca.
Desde el reciente marco macroeconómico multianual, la sorpresa positiva ha sido la inclusión de sectores con mayores eslabonamientos productivos –con objetivas limitaciones de información–, calculados con el índice de jerarquización que son:
i) Manufactura, transporte y telecomunicaciones, sectores claves estimados con el índice Rasmussen y Hirschman, aplicado a 14 sectores entre el 2007-2019, (24,1% del PBI). Requieren muchos insumos y sus productos son altamente demandados; i.e. industrias manufactureras en que se insumen horas hombre, productos agrícolas –carnes y frutas–, energéticos –petróleo–, servicios de transporte, lo que estimula la producción de estos insumos que abastecen a la demanda de productos finales.
ii) Dos sectores se clasifican como impulsores, construcción, alojamiento y restaurantes (7,9% del PBI), los cuales, requieren muchos insumos, pero sus productos no tienen mucha demanda; caso de la construcción que demanda productos manufacturados, no mineros, financieros y de servicios prestados a empresas, impulsando la producción de estos; sin embargo, los productos de este sector no son altamente pedidos por las demás industrias.
Infografía-La República
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