Entre los ámbitos más sensibles a los vaivenes de la “política”, a los exabruptos del Estado, se cuenta aquel donde niños y niñas, hombres y mujeres podamos tener un lugar seguro, donde podamos descubrir nuevos universos a través de las palabras sobre el papel, de imágenes impresas en páginas y virtuales; y desde ahí desear nuestro futuro y soñar con él.
La Biblioteca Nacional es parte inherente a la fundación de la república; es bicentenaria. San Martín la creó un mes después de proclamar nuestra independencia. ¡Este mes la celebramos! Nació abierta a todas las personas “que gusten concurrir a ella”; como fuente de felicidad común; fue pensada como “más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia”; para invitar al pueblo a leer y a “gustar las delicias del estudio”. La república y su autonomía era íntima del goce de las letras. Estaba destinada a ir contra la perversa clasificación entre los que tienen acceso a la palabra escrita y los que no, que ha hecho del Perú una república triste.
La gestión de Ezio Neyra de nuestra BNP se inspira tanto en la protección documental de nuestra memoria como en su afán por difundirla de forma excepcionalmente creativa. No obstante, pienso que ha ido más allá de esas dos esferas, resolviendo una supuesta dicotomía; les ha dado organicidad y articulación. Y Memoria Perú lo expresa de la mejor manera: rescata fuentes y manuscritos, los hila con la didáctica y el apoyo bibliográfico contemporáneo; un acierto magnífico para leer e investigar en pandemia y más allá de ella. Además, nos llama a todos y todas: investigadores, escolares y trabajadoras del hogar.
La biblioteca que forma y educa así supone equipos que investigan con un enfoque orientado a los usuarios; con su giro hacia la multimodalidad: Biblioteca Pública Digital, Aló BNP, programas de historia del Perú (tan abandonado campo en escuelas y colegios), entre otros. Renuncia al encierro, supera los muros. La reciente actividad editorial es también notable: más de 40 publicaciones, cuatro colecciones nuevas.
La política de descentralización de servicios e infraestructura también define la gestión de Neyra, y se manifiesta en la reciente fundación de la Biblioteca Provincial de Cutervo (Cajamarca) y en la puesta en marcha de la Red de Bibliomóviles.
Estas son buenas razones para dar continuidad a la actual gestión de la BNP, toca seguir cuidándola; dándole respaldo a la jefatura y recursos a los equipos que esta ha formado. Si el Ministerio de Cultura lo hace, podemos pensar, sin temor a equivocarnos, que el gobierno reconoce el potencial de servidores públicos de gran valía que contribuyen al fortalecimiento de las instituciones. Así no se reproduce el imperio de la prebenda, que es sin duda familiar de la corrupción; algo en contra de lo cual se ha pronunciado el presidente Castillo a lo largo de su campaña.
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