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Los injertos de la plaza Bolívar

Este congreso es una banda chantajista y corrupta.

.Ver durante 20 horas –como lo hizo este columnista– a los congresistas tras la exposición del premier Pedro Cateriano, y luego negarle la confianza, implica el riesgo de mellar las convicciones en la democracia.

Hoy que está de moda citar a Winston Churchill, se puede recordar que la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás, pero los galifardos que ocupan este congreso desafían su comentario.

Con muy pocas excepciones, los congresistas demostraron que son una sarta de gaznápiros impresentables, cacasenos irremediables, currinches desalmados, monos con Uzi.

A esta gavilla despreciable de pelagatos con curul le convendría mostrar un certificado médico que comprobara que el lunes estaban drogados o en estado etílico, pues las sandeces que balbucearon, como sentirse ofendidos porque el premier dijo que “el Perú es un país minero”, apenas pudiendo conjugar verbos y tiempos, es una vergüenza que empantana la confianza en lo que una elección puede parir, en este caso a una tira de badulaques.

Pero no solo es un problema de capacidades, sino de vocación por el delito, pues con la jefatura de José (a) ‘Pepe’ Luna Gálvez, la bendición del acciopopulista Manuel Merino de Lama, y, entre muchos otros, los infructuosos malabares oratorios de Daniel Urresti para convencer que no integra esta banda, este congreso se graduó de sicario al chantajear al gobierno con el otorgamiento de la confianza al gabinete Cateriano a cambio de la cabeza del ministro de Educación, para detener la reforma universitaria con el fin de continuar sus estafas educativas, algo que ya ha hecho el parlamento tres veces en los últimos años. No hay duda de que este congreso es la misma inmundicia que el anterior disuelto en setiembre.

¿Cómo hace una democracia para defenderse de esta mancha de semovientes que usa el hemiciclo para demoler la ilusión de que, al menos en una circunstancia dramática como la de una pandemia, se debe dejar de lado los intereses particulares y subalternos, en vez de lo que están haciendo cada día al demostrar que se comportan como una banda criminal que la historia recordará en unos años como los ‘Injertos de la Plaza Bolívar’?

La República

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