Economía

De Tacna a Tumbes con gas natural: el nuevo corredor GNL del Perú

Mercados abiertos. Camiones de carga pesada podrán aprovechar el gas natural producido localmente para generar ahorros de hasta 50% frente al diésel en el transporte de la agroindustria. Distintas iniciativas privadas permitirían ampliar las rutas comerciales por tierra hasta Chile y Argentina, pero se necesitan más incentivos para grifos, tarifa nivelada y exploración de nuevas reservas.

Más comercio. Hasta mayo, solo existían 60 camiones con GNL en el Perú, según Minem. Foto: difusión
Más comercio. Hasta mayo, solo existían 60 camiones con GNL en el Perú, según Minem. Foto: difusión

Con la inauguración del nuevo punto de carga de gas natural licuado (GNL) en Mala, bajo la bandera de EVA y como parte del proyecto del Corredor Camisea GNL (Lima-Tacna), toda la costa peruana, a través de la Panamericana Sur, queda lista para recibir a los transportistas de carga que opten por utilizar este combustible hasta 50% más económico que el diésel.

A diferencia del GNC (gas natural comprimido, también conocido como GNV), el GNL se recarga líquido y se regasifica en ruta al interior de los propios camiones. Esto le permite una mayor autonomía para recorrer largas distancias de entre 1.000 y 1.500 km.

La iniciativa de Camisea y EVA espera inaugurar, hasta la quincena de agosto, otras dos estaciones de carga, en Nasca (Ica) y La Joya (Arequipa). Estas tres se sumarán a la de Puente Piedra (Lima), de Cálidda; y las de Alto Moche (La Libertad) y Chiclayo (Lambayeque), operadas por el grupo Promigas.

De esta manera, el sector privado apuesta por integrar toda la ruta entre Tumbes y Tacna para facilitar un comercio más económico por tierra y menos contaminante. Se calcula que tanquear uno de estos camiones con GNL ronda los S/1.000, menos que con diésel.

Pablo Saenz-Laguna, gerente general de EVA —empresa conformada entre la peruana Lima Gas y la española HAM Criogénica—, explica que tanto el GNV como el GNL representan una ventaja sustantiva para el transporte, pues el gas natural es un recurso producido localmente y con un precio regulado que lo blinda ante la volatilidad internacional del petróleo.

“Hay mucha agroindustria desde Ica hasta el Callao. Con la estación de Mala, se podría cubrir esa distancia, depende de la ruta, pero actúan como conjunto.  Esperamos tener 120 camiones funcionando con GNL de aquí a diciembre [en todo el Perú] y superar 200 en 2025”, señala el ejecutivo.

El huevo o la gallina

El GNL no es la única alternativa asociada al gas natural para los camioneros de carga. También se pueden adaptar los motores para que operen con GNV, pero con una tara adicional que no termina de hacer eficiente el sistema y con una autonomía de unos 800 km.

Según cifras del Ministerio de Energía y Minas (Minem), existe un total de 474.063 vehículos con gas natural en el Perú. En cuanto a grifos, hay 5.894, de los cuales 34 son solo de GNV, 209 de GLP y GNV, y 1.354 de solo GLP. La tarea es larga, pues se mantiene la disyuntiva de si primero es el grifo y luego vienen los autos, o al revés.

Martín Mejía del Carpio, director general de Cálidda, explica que un vehículo a GNV que recorre 8.000 km al mes se ahorra alrededor de US$22.000 al año, si lo comparamos contra derivados del petróleo. Con todo, el GNV sigue siendo más barato que el GNL, pues no tiene que ser licuefactado.

La diferencia está en que las flotas de camiones GNL se compran nuevas, mientras las flotas de camiones GNV, aun cuando se puedan convertir, se renuevan cada cinco años. El precio de un camión nuevo GNV ronda los US$100.000, y un camión GNL, unos US$140.000.

Lo que sí se está convirtiendo a GNV, por unos US$40.000, es la flota de transporte interprovincial, tal cual opera el Metropolitano con gas natural.

“Entre el GNV y el diésel, el ahorro es de 58% al año. El año pasado se transformaron alrededor de 2.000 camiones de diésel a GNV, ahí está la flota Unicon, con más de cien camiones. Pero aún tenemos muchos camiones que no pasan la frontera de Lima y Callao, llegan a Ica o Áncash, pero no más allá, porque necesitamos puntos de GNL o más estaciones a nivel nacional con GNV”, señala.

Un corredor internacional

En Lima y Callao, cada día se consumen alrededor de 22.000 barriles de diésel, y eso equivale a 119 millones de pies cúbicos que podrían demandar si lo llevamos a gas. Cálidda apunta a atender un 10% de ese volumen en los próximos tres años, y hay proyectos para llegar a la sierra.

“Necesitamos que se forme un corredor no solo de GNL, sino también de GNV. Hoy tenemos esfuerzos menores, hay un par de estaciones en Cusco, hay una en Huancayo, luego todas están en Lima, Ica y en la costa norte. Frente al diésel, el ahorro del GNL llega al 20%, pero con mayor mercado podría llegar a 30% o 40%”, anticipa Mejía.

Miguel Maal, gerente general de Quavii, agrega que, para lograr el desarrollo sostenible de todo el sector gas natural, “el único camino es la tarifa nivelada”. Entonces, en el caso de la movilidad basada en el uso de gas, también es clave una tarifa de este tipo con alcance nacional, porque garantizará que el recurso tenga competitividad tanto para el sector automotriz, como para todos los clientes.

“Generará las condiciones para mayores inversiones que permitan ampliar la cobertura de las redes de distribución y de más estaciones de GNV y GNL en todo el Perú”, refiere Maal.

Álvaro Ríos Roca, socio director de Gas Energy Latin America, sostiene que, en el futuro, se podría lanzar un corredor de GNL entre Perú, Chile y Argentina, gracias a los recursos de Camisea y Vaca Muerta. Incluso se podría llegar al sur de Ecuador. Sería un antes y después para el comercio entre estos países.

“El gas natural es la forma más efectiva de descarbonizar el planeta, porque es el elemento más abundante y es mucho más limpio. Se puede usar no solo para transporte, sino para electricidad”, asegura.

No obstante, pide no descuidar el objetivo principal del gas natural del Perú, que es la masificación del gas natural en los hogares de todo el país. Pero esta no se realiza a través de camiones cisterna (virtual, como los grifos), sino a través de gasoductos que aun están pendientes de construirse, algunos de ellos, con recursos del FISE.

“No se masifica con camiones, sino con redes y demanda ancla para todas las familias, con dos o tres gasoductos más, como ocurre en Bolivia, Argentina, Colombia o Brasil. Pero es crucial que también sigamos explorando, pues solo tenemos gas para otros 20 años”, zanja.

Masificación virtual del gas natural en el Perú

El GNL es el mismo gas que se lleva en camión cisterna desde una planta de fraccionamiento hacia los grifos para su recarga. También se utiliza en la masificación del gas en los hogares: cuando no hay gasoducto, se lleva líquido por camión hasta una planta de regasificación, y desde ahí salen los ductos a las casas.

Esta semana, PERU LNG inauguró su segunda estación de carga de GNL, que permitirá duplicar la capacidad de despacho de camiones que llevan este recurso a familias de 10 regiones del norte y sur del país. La estación en funcionamiento tiene una capacidad de oferta de 18 camiones diarios y de 126 semanales.

Las regiones mejor ubicadas en el índice de competitividad regional (ICR), elaborado por Ceplan, se encuentran en la zona central y sur de la costa del país, desde Lima hasta Tacna.

La agroexportación es liderada por las regiones de la costa: La Libertad (20% del total), Ica (19,5%), Piura (11,8%) y Lambayeque (7,3%), según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur).

Según cifras de la Sunat, en 2022, el movimiento de mercancías de comercio exterior por vía terrestre ascendió a US$5.361 millones, lo que representó un crecimiento del 29,1% con respecto al año anterior, debido a un aumento del volumen comercializado, el cual registró un incremento del 9,3% frente a 2021.

Se necesita masificación de verdad en el Perú

Enfoque. Humberto Campodónico, especialista en energías

La masificación del gas es importante porque tiene precio regulado, ya que viene del Lote 88, que revirtió al Estado en la década del 80 con más de 9 TCF de reservas probadas. Es mucho más barato que los derivados del petróleo, que tienen precio internacional alto y que el Perú importa.

La masificación es necesaria, no solo para uso domiciliario y vehicular, sino para comercio, industrias y generación eléctrica. Esto solo se puede hacer con una red de gasoductos, como EEUU, Europa, Argentina, Bolivia y Colombia. Pero en Perú solo hay gasoducto a Lima y un pequeño ramal a Ica. El Gasoducto Sur tenía ese cometido, pero se paralizó por la corrupción de Odebrecht. Las iniciativas privadas para el uso del GNL para camiones en la costa, así como para las regiones de la sierra por cisterna, son importantes y deben saludarse, pero insuficientes. No resuelven el problema integral. Lima consume 650 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) por gasoducto, mientras que las plantas de Melchorita solo producen 40 mmpcd para el resto del país. Además, es más caro que el de Lima. Por ello, urge una tarifa nivelada, propuesta que el Congreso no aprueba hace dos años. Mientras no haya una red nacional de gasoductos –cuyo impulso es tarea del Estado–, habrá masificación “a puchos”.

Reacciones

Martín Mejía del Carpio, dir. general de Cálidda

“Tenemos un sector vehicular de camiones, sobre todo de transporte de carga pesada, que utiliza diésel. La transición pasa por primero llevarlos a gas natural, más económico y menos contaminante”.

Pablo Saenz-Laguna, grte. general de EVA

“Pasamos a integrar todo el sur del Perú, desde Lima hasta Tacna. Eso se suma a otras iniciativas del sector privado. En Chile, estos grifos se pueden tramitar en un mes, el de Mala tomó casi un año”.

Miguel Maal, grte. general de Quavii

“Seguiremos impulsando la movilidad sostenible como lo hacemos desde 2018. A las dos estaciones del Corredor Verde GNL, que operan en Trujillo y Chiclayo, se sumarán tres adicionales en el norte”.

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