Siete futbolistas juveniles eran víctimas de explotación sexual con la promesa de jugar en España
Una organización de trata de personas reclutaba a menores de diferentes países de Sudamérica con el sueño de conseguirles equipo en España. Una vez que llegaban, eran explotados y tratados como esclavos.
En las últimas horas, la Guardia Civil de España liberó a siete futbolistas juveniles que eran explotados sexualmente. Los menores se encontraban encerrados en condiciones infrahumanas cuando fueron encontrados por las autoridades que desmantelaron una red de trata de personas en la ciudad de Cádiz.
De acuerdo al medio Clarín de Argentina, los jóvenes eran aspirantes a futbolistas y habían llegado a España con la promesa de un trabajo bien remunerado y un contrato con un club. Sin embargo, al llegar a Cádiz, se dieron con la sorpresa de que todo se trataba de una mentira.
La operación denominada Promise, comandada por la Guardia Civil, tuvo como resultado la detención de tres personas y, según fuentes dentro de las autoridades, la organización se dedicaba a la trata de seres humanos y prostitución lucrativa.
De acuerdo a la reconstrucción de la Guardia Civil, la organización enviaba reclutadores a diferentes países de Sudamérica para captar jóvenes con la falsa promesa de conseguirles un club de fútbol en España y poder seguir con su carrera de futbolista.
¿Cómo operaba esta organización?
Una vez que estos llegaban al aeropuerto gaditano, eran trasladados a una vivienda de la localidad de Prado del Rey, donde les retenían sus pasaportes y les quitaban el poco dinero que llevaban, pues en la mayoría de ellos se trataban de jóvenes de familias con problemas económicos.
Siete futbolistas juveniles fueron rescatados por la Guardia Civil de Cádiz. Foto: Captura/Guardia Civil de España
La Guardia Civil explicó que los tenían hacinados en una sola vivienda y sólo les permitían relacionarse entre ellos, “manteniéndolos en la más absoluta indigencia, llegando en ocasiones a tener que mendigar en las calles para poder subsistir”.
Su única salida era participar en un chat de contactos homosexuales, el cual era controlado por el líder de la organización. Cuando se establecía el contacto, eran trasladados al punto de encuentro, donde eran explotados sexualmente. Una vez que cobraban el dinero, los volvían a encerrar hasta el siguiente encuentro.