Una cuestión de confianza para salvar la democracia.,Pedro Pablo Kuczynski ha demostrado ser, en el manejo político, un presidente de opiniones cambiantes sobre temas relevantes, creando confusión dentro y fuera de su gobierno, pero hay momentos cruciales en los que se necesita que el líder lidere con rumbo claro. El actual es uno. Después de la interpelación a la mala a Jaime Saavedra, con matonería y sin ideas, ya es claro que el fujimorismo está en una estrategia de demolición a partir de la creencia de que se fortalecerá a costa de debilitar a un gobierno que tiene una debilidad de origen, y que puede llegar hasta la vacancia presidencial. Es una ruta que mellará al propio fujimorismo al proyectarlo ante la ciudadanía como una banda de matones, pero que, sin duda, afectará la estabilidad política, la democracia y la perspectiva de progreso del lustro. El gobierno y la oposición necesitan, por el bien del país, sentarse a negociar, conversar, pelear, pero llegar a acuerdos básicos de gobernabilidad, y eso pasa porque el Ejecutivo mejore su capacidad de operación política, que no la tiene bien planteada. Pero eso no debiera llevar a concluir que al país le conviene un gobierno que, como consecuencia de la prepotencia, la matonería, la amenaza y el chantaje, se convierta en marioneta de un congreso manejado por una mayoría aplastante y con agenda cada vez menos oculta. Esta incluye desde colocar a fujimoristas de peso en un puesto clave, hasta, mediante la práctica de ir trozándolo como quien corta un salame, llegar a la exigencia de un indulto forzado de Alberto Fujimori. Si ello no ocurre, el fujimorismo bruto y achorado de hoy, distante del que se camufló hace un año en Harvard, no parará hasta la vacancia presidencial. Antes de que ello ocurra, PPK necesita salir al frente para equilibrar las fuerzas con el fin de mejorar la posibilidad de una negociación inteligente y balanceada que beneficie al país. Por paradójico que se vea, la cuestión de confianza, a propósito de la censura a Saavedra, es hoy un instrumento constitucional imprescindible para defender la democracia de quienes la están mellando, y para la perspectiva de progreso del lustro. La culpa de llegar a ese extremo es del fujimorismo, y la responsabilidad de liderar la respuesta es de PPK, aunque en la encuesta de hoy la mayoría crea que se debe censurar al ministro. Los presidentes tienen en su mandato unos pocos momentos cruciales en los que se citan con la historia. El actual es uno. Es el momento de liderar y convocar, porque no está solo en el esfuerzo, pero, principalmente, de liderar. Esta es la hora de PPK.